El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M.
La bandera panameña fue humillada por la soldadesca norteamericana ese aciago 20 de diciembre de 1989 y desee entonces vivimos en una «democracia tutelada».
Como me siento, como si estuviera atravesado un puñal en la garganta e igual molesto conmigo.Nuestra generación lo fue de principios inclaudicables; la patria siempre fue nuestra prioridad. ¿En qué fallamos? La patria es mancillada, el orgullo y dignidad nacional lesionado y nada pasa; triste ver revolucionarios y patriotas hoy, mirar para otro lado. Se cansaron y tomaron la decisión de vivir la dulce vita. Seducidos por el encanto burgués. Plumíferos que justifican el escarnio a la patria. Nuestra juventud cooptada para propósitos lumpens. Claro que, quedan resabios de esa época gloriosa de una Federación de Estudiante de Panamá y de la Unión de estudiantes universitarios.
Sin embargo, la esperanza no se puede perder. Tarde o más temprano que tarde, el león patriótico despertará y pedirá cuentas a ingratos que salieron del vientre de la patria.
La patria se vive y se sufre. Y como dice el canto a la bandera de Gaspar Octavio Hernández, ¡Bandera de la patria! Sube…sube hasta perderte en el azul…Y luego de flotar en la patria del querube; de flotar junto al velo de la nube, si vez que el Hado ciego en los istmeños puso cobardía, desciende al Istmo convertida en fuego y extingue con febril desasosiego ¡a los que amaron su esplendor un día!
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