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La fatalidad de tener que aceptar lo malo que te impone el sistema.|


Por: Gonzalo Delgado Quintero

Decir que todo está bien en Panamá, sería una afirmación desacertada. Pero no reconocer que este país tiene las más grandes oportunidades de salir airoso  de esta crisis sanitaria y despuntar nuevamente en la región, sería también incorrecto y descaminado.

Lo que de ninguna manera sería correcto es negar  y  no reconocer las falencias y colocarlas como bulto a la orilla del camino. Esto sería, además de una actitud irresponsable, fatal para el país.

Ahora bien, surge la pregunta de siempre: ¿QUÉ HACER?.  Todos sabemos, o al menos una gran mayoría, que Panamá es signataria de protocolos, convenios, acuerdos  y tratados internacionales de estricto cumplimiento. Pactos firmados que han afectado a la nación, sin que hayamos tenido arte y parte en tales acuerdos, pero que nos han obligado a cumplir fielmente. Eso incluso viene sucediendo desde el siglo XIX.

Un ejemplo es el Tratado Mallarino – Bidlack, negociado entre Colombia y Estados Unidos, pero que afectaba directamente a nuestro istmo. Firmado el 12 de diciembre de 1846,  este tratado garantizaba la soberanía colombiana en el istmo de Panamá a cambio del libre tránsito por este territorio de Estados Unidos de América. Este convenio fue el antecedente de la posterior separación de Panamá de Colombia en 1903.

Pero en 1903, de inmediato los estadounidenses 15 días después, lograban un conveniente tratado para ellos y no para Panamá. El Bunau Varilla – Hay. Un convenio leonino que tampoco, ningún panameño firmó y que nos puso en forma definitiva bajo el control total de Estados Unidos. Después, se convino una importante cantidad de convenios; sin embargo, siempre, el país llevaba la peor parte.

Si bien, Panamá logró en 1977 los Tratados Torrijos – Carter, con los que finalmente obteníamos nuestra plena soberanía; no obstante y en las décadas sucesivas, nuestros últimos tiempos han estado caracterizados por cambios profundos, enmarcados en la globalización de un nuevo orden económico, político, social, ideológico y bajo el influjo transcultural, que supuso el fin de la guerra fría, pero a la vez sacudidos por el terrorismo, el resquebrajamiento y las contradicciones religiosas y el narcotráfico.

Estos son los problemas actuales en los que  estamos inmersos y doblemente sometidos. Por un lado, por la propia circunstancia real de la amenaza constante que representan por ejemplo, el narcotráfico y el terrorismo y por el otro, al sometimiento que nos imponen  los países más poderosos que trasladan a nuestro país, lo que en verdad es un problema que nos atañe menos a nosotros que a ellos. Como dicen algunos: “Pero que vamos a hacer si ellos manda”.

En este escenario, Panamá es sometida a nuevos convenios y tratados. El nuevo orden global económico le impuso al país, tener que cumplir con las nuevas reglas del mercado. Nuevamente, sin arte ni parte, nos incluyeron después de 1,989 en la nueva modalidad de los tratados de libre comercio (TLC) y convenios sobre supuestos temas de seguridad para lo que fue necesario crear leyes sobre estos temas de narcotráfico y terrorismo.

De esta manera nos sometían a los nuevos modelos económicos, sobre todo bajo los esquemas de libre mercado. Esos modelos, aunque perjudiciales para los países pobres, resultaban de obligatorio cumplimiento. Nos llevaron de un Estado benefactor y productivo, a un Estado librecambista, improductivo y con muy poco control e injerencia sobre la dinámica del mercado que quedó realmente mandando los destinos de gran parte de la sociedad global.

Entre acuerdos, tratados y convenios, Panamá ha firmado desde de los años 90 hasta el presente, más de 20 convenios sobre diversos temas que tienen una incidencia directa en múltiples aspectos de la vida nacional.

En este punto, el país ha firmado tratados de libre comercio (TLC)  consistentes sobre todo, en acuerdos comerciales en un ámbito regional y también de tipos bilaterales para ampliar supuestamente el mercado de bienes y servicios entre los países participantes.

Tenemos protocolizados tratados con Centro América y otros países de Sur América, como Chile y otros; con Norteamérica  como México  y con mayor impacto el Tratado de Promoción Comercial con Estados Unidos que se convirtió en ley el 21 de octubre de 2011 y entró en vigor en ambos países el 21 de octubre de 2012. Este TPC ve normas comerciales con E.U. para la promoción de exportaciones y estimular la inversión extrajera.

En materia de seguridad nos impusieron el tratado Salas-Becker, que permite el patrullaje conjunto de las aguas panameñas y del territorio  para la realización de operaciones policiales marítimas bilaterales dentro de Panamá, para impedir actividades ilícitas, como tráfico de estupefacientes, entre otros. A esto se debe agregar los pies de fuerza extranjeras en las fronteras panameñas.

Visto bajo el prisma de la ingenuidad, todos estos acuerdos no serían malos. El narcotráfico es una realidad, el terrorismo es una posibilidad que se cierne sobre todos y el intercambio comercial es una necesidad, sobre todo, en un mundo tan globalizado. Además, Panamá es uno de los puntos más importantes del transporte multimodal del comercio mundial. Por tanto, qué de raro tiene el hecho de que el país haya suscrito este sinnúmero de convenios.

Lo resumo en una sola pregunta: ¿Sirve acaso al país este cúmulo de TPC, TLC, TS?. La verdad es que no nos sirven de mucho, si lo comparamos con los beneficios que reciben de nosotros otros países que en verdad no son recíprocos con Panamá.

Nuestro país es la tacita de oro y me atrevería a decir que lo que somos, ha sido a punta de nuestro propio esfuerzo. Ganado a pulso. Incluso, siempre ha habido una alta resistencia en contra de nuestro posible desarrollo. Sacan más de nosotros de lo que recibimos en contrapelo.

En esa resistencia contra el país, surgen ahora una serie de conspiraciones. Los Panamá Pappers, los Papeles Pandora, las listas negras, grises y que nos indilguen como paraísos fiscales. Todo eso, más bien, va encaminado a descalificarnos como una estrategia para sacarnos del ruedo competitivo. No con esto, estamos diciendo que no haya responsabilidad en lo señalado ahora en los Pandora Papers con informaciones recabada por más de 600 periodistas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) que investigaron  12 millones de documentos confidenciales y en la que están representados más de 150 diferentes medios de comunicación. Cuáles son estos medios, quiénes son los dueños de estos medios y cómo son patrocinados y pagados los gastos de una investigación de tal envergadura.

El culpable comprobado que sea castigado. Sin embargo, porque solo señalan a unos países y algunos personajes y no a todos los que están involucrados. ¿Quiénes tienen por ejemplo, las mayores capacidades de promover las sociedades offshore?. Siento que este movimiento investigativo del ICIJ, no es más que una operación de inteligencia internacional armada por el gobierno invisible, que trata de imponer un reacomodo para reflotar las actuales estructuras del poder económico dominante, darle un refrescamiento al  sistema imperante y la vuelta a lo mismo. A lo que ellos han señalado como “LA NUEVA NORMALIDAD.

Al final es preguntarnos también, ¿qué resultado tendrán esas grandes denuncias?, ¿alguien será condenado?, ¿en qué quedará semejante desplante informativo, cuándo lo que está ocurriendo con este tipo de sociedades (offshore) es una característica esencial del propio sistema capitalista y con mayor precisión, una parte fundamental como figura natural del modelo neoliberal imperante?

En conclusión, Panamá tiene todas las de ganar. Uno es a través de imponer su condición de liderazgo regional, sobre lo que viene aportando y lo que debe recibir a cambio. Otro es exigir reciprocidad en el trato económico y demás. Al fin y al cabo imponer el cumplimiento de todo lo que ha pactado, acordado y firmado. Eso sería suficiente, pero para hacerlo se necesita de grandes capacidades de negociación, voluntad política y menos genuflexión.

El autor es escritor, analista y periodista

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