Por Ramiro Guerra .
Abogado y cientista político.
Julio de 2023.
El viernes pasado, como asesor jurídico de la CTRP, me tocó disertar sobre el contrato que firmó el gobierno con First Quantum.
Entre los puntos desarrollados, hicimos énfasis en que ese contrato era lesivo a la nación. Violaba la soberanía y sus normas, daban forma a una economía de enclave y peor, se cernía el peligro de dar forma a un mini estado dentro nuestro estado nacional.
Aunque brevemente aludí a la estructura de clases y sus contradicciones en el marco de los temas arriba señalados, fui enfático al señalar que en una acera se colocaban las élites del poder económico, sus organizaciones empresariales y el capital financiero, cuya estrategia apunta a privatizar.
Ellos solo buscan poder disponer de los recursos de los trabajadores y administrarlos como si fuera un negocio privado. Mientras tanto sólo vemos que el gobierno le hace el juego a esos factores de poder.
En el otro lado de la acera, la clase trabajadora, entre ellos los jubilados y pensionados, los miles de jóvenes y las mujeres, que, de privatizarse la CSS, llevarán la peor parte.
Igual precisar que la cobertura de la Caja del Seguro Social alcanza cerca de un 80 por ciento de la población. Es evidente que la privatización disminuiría sustancialmente la calidad de vida de la mayoría de los panameños.
Claramente señalé que, la estructura clasista está bien definida en este tema de la seguridad social.
A los sectores de poder arriba mencionados, nunca les ha agradado la regla de que ‘el que mayor ingreso perciba, pague más’, de tal suerte que ayude a financiar la cobertura de salud a los de ingresos mínimos. Por eso el sistema solidario es en esencia humano.
Tal como lo he descrito, esta estructura de clase contradictoria, por no decir antagónica, da las pautas para que los trabajadores apunten hacia donde trabajar las alianzas que les permitan consolidar fuerzas para derrotar las pretensiones privatizadoras. Dicho en otras palabras, inclinar la correlación de fuerzas a su favor y salir airoso de esta lucha.
Vamos al contrato de marras firmado por el gobierno y la transnacional canadiense. Algo parecido ocurre desde el punto de vista de la estructura de clases enfrentada. Los mismos actores, aunque, en relación a este contrato, es evidente que ha traído de vuelta un nacionalismo, la defensa de la nación.
Las élites de poder económico arriba mencionadas, posición histórica de la oligarquía, siempre juega a contrapelo de los intereses de la nación. Lamentablemente el gobierno ha sido cooptado por estos pérfidos intereses en contra de la nación y de la vida.
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