Por: José Dídimo Escobar Samaniego
No es que seamos mojigatos ni santos tampoco, pero cuando uno llega a Europa, empezando por España, lo que vemos es una sociedad en franca decadencia, donde el vicio y el nihilismo han ocupado un lugar predominante en gran parte de la sociedad y, tan es así que, en los parlamentos se empieza a legislar en base a supuestos derechos que terminan por generar un orden jurídico, favorable a la decrepitud moral.Mientras que la clase gobernante se deleita en esos menesteres, cada día, mucha gente de esas naciones, ingresa en las esferas de la pobreza, pierden sus casas y el costo de la vida y especialmente la energía se dispara y no hay certeza de que aminoren estas amenazas, sino todo lo contrario en razón de la decisión europea de prescindir del gas y petróleo ruso, medida que es lo más parecido a una auténtica autofagia.
En Europa se incrementa cada día el uso de drogas artificiales o sintéticas, Opioides, anfetaminas, metanfetaminas, además de las drogas tradicionales, están acabando con la juventud en Europa Y Estados Unidos. El uso de tales drogas genera las condiciones para la promiscuidad y la decrepitud en todos los sentidos. El uso de estas drogas trae como consecuencias la pérdida de las virtudes esenciales que requiere una sociedad que pretenda asumir algún grado de liderazgo positivo en el mundo.
En las sagradas escrituras se dice que, “antes de la caída es la altivez de espíritu”, y esa es cuestión que exactamente pareciera estar ocurriendo ahora en Europa. En el territorio europeo ha sido el escenario de muchas guerras histórica, incluyendo las dos anteriores guerras mundiales y por lo que se puede colegir, parece que también será el escenario de la III Guerra Mundial que puede ocurrir en cualquier momento de acuerdo a los últimos hechos en Ucrania.
La actual confrontación en Ucrania, que verdaderamente es una Guerra de EE.UU. y Europa contra Rusia en suelo ucraniano, una guerra por encargo, ha generado graves consecuencias para el resto del mundo, pero Europa no está exenta de estos efectos.
Cada día que se aproxima el crudo invierno que suele arropar al suelo europeo, pondrá en el escenario una condición dramática que podría poner en peligro la vida de millones de personas, especialmente los más pobres, que con solo autorizar el funcionamiento del gasoducto Nord Stream II que está a punto, hace meses, para entregar la calefacción y la energía que requiere Europa para no quedar congelada.
Pero paralelo a esta dramática cuestión, Europa sigue la ruta de la perversión y la decrepitud moral en la que ahora sostienen que los niños “tienen derecho a hacer sexo con ellos quieran, siempre y cuando exista consentimiento”, hecho este que, le abre puertas a la imaginación, a la sodomización de esa sociedad, lo cual la descalifica para pretender ser guía del rescate de la humanidad, incluso en aspectos ambientales, porque en razón de confrontar a Rusia, no han tenido en cuenta siquiera la dramática realidad de apalancar sus sostenimiento en energías provenientes de fuentes altamente contaminantes, convirtiendo a Europa, junto con EE.UU. en los principales contaminadores del planta y ha salido a relucir la hipocresía de su discurso conservacionista.
Es la misma Europa hipócrita que, por años, tiene sometido al Centro Bancario Panameño, pero sigue lavando dinero en sus bancos en Andorra o Liechtenstein sin que nadie pueda objetarlo siquiera.
¡Así de sencilla es la cosa!
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