Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Aprender a dudar y crear conocimientos. Esta crisis también alcanza el nivel superior – universitario y de formación técnica. Vamos al caso de los profesionales del derecho, formado para el conocimiento y manejo del derecho.Pensar que sólo los de primer y segundo nivel de enseñanza, demandan de reformas profundas que apunten a la calificación con un sentido crítico, es un error.
Asumen o dan por verdad que el conocimiento del derecho es apriorístico y como escribía Pavony, conciben el derecho como una revelación y en consecuencia existe como tal.
Les cuesta entender el derecho como un dato precedido por el hecho y la realidad social.
El esquema conceptual del profesional del derecho, su conciencia, no es capaz de rebasar críticamente el marco referencial material al cual sirven y ayudan a reproducir. Bien lo señalaba Louis Altusser, son funcionarios o intelectuales de la superestructuras y siempre propender a una especie de funcionalismo, de tal suerte que su hacer mediador como parte de la superestructura es que el sistema funcione.
Son apriorísticos en esencia.
Los funcionarios de la superestructura, trabajan en dirección a que el sistema funcione.
Sus críticas y quehaceres, no van más allá de la base material a la cual sirve la superestructura.
Lo anterior vale para otras instancias de este nivel superestructural, como la ideología y la religión.
En el caso de la formación del abogado, cátedras como la ciencia política y la filosofía que, en la formación del abogado pudieran inducir a un sentido y conciencia crítica, su estudio está limitado a unas cuantas horas en los primeros semestres de la carrera.
Cómo entender y explicarse que,en nuestro medio, donde cursa un proceso de debilitamiento del estado de derecho y con ello, de nuestros derechos fundamentales, los profesionales del derecho, no son las voces que levanten el discurso de la crítica y menos del cambio social sino, a cambio de entender que la carrera de derecho, no forma conciencia ni espíritus críticos.
La profesión de estos funcionarios e intelectuales de nuestra superestructura, frente a cambios que pudieran resultar de calidad y revolucionarios, reaccionan conservadoramente.
A menos que las crisis sean tan profundas y del tal calado, que los lleve a cuestionarse el status quo.
Umberto Eco, aboga por una intelectualidad crítica y capaz de redimensionarse, al punto que cree y genere conocimientos que inciden sobre una base material, que se ha vuelto conservadora y reaccionaria. Abro el debate colegas abogados.
1 Hay un solo Like:(