Historia de una infamia.

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

 

Anel Ramírez, fue un personaje darienita dedicado desde muy joven al aprovechamiento y extracción de la madera en Darién en la década del 80. De ascendencia muy humilde. Llegó a tener un aserrío donde bloqueaba madera de los bosques darienitas que se explotaban con concesiones madereras (Madera de Cativo) y luego vendía esa madera acá en la ciudad capital.

Eso le permitió mejorar su condición económica y sobresalir en medio de la agreste circunstancia.

En las elecciones de 1989 corrió para el puesto de legislador en el circuito 5-2, por el Partido Laborista (PALA), y después de la invasión nadie tenía las actas completas del torneo electoral, se decidió hacer nuevas elecciones que se celebraron en febrero de 1991.

Allí en esa elección, sale electo en el circuito 5-2, Anel Ramírez y en el circuito 5-1 de Darién el Dr. Edilberto Culiolis, un médico muy querido por la comunidad.

Cuando tomó posesión de legislador en 1991, al poco tiempo un norteamericano, muy bien parecido, logró contactar a una de las dos bellas hijas mujeres, la mayor del matrimonio que tenía junto a un varón que era el mayor de todos. La empezó a visitar y a hacerle muchos halagos, regalos y le propuso que fuera su novia.

Ramos de flores, muchos regalos y se presentaba como un potentado y sus vehículos eran carros italianos como Maserati y Ferrari, cada vez que la iba a visitar y le pidió que le presentara a su padre porque quería hacer algo serio con ella y hasta hacer negocios con su padre, es decir, Anel Ramírez.

Llegó el día y el norteamericano, llegó a la casa de Anel y de allí en adelante no salía de esa residencia y le propuso varios negocios a Anel de los cuales lograron echar adelante varios con éxito, buscando ganarse la confianza a como diera lugar.

Fueron varios meses intensos en su relación con la hija de Anel y con el propio legislador. Hasta que un día, estaban solos y el norteamericano le propuso que por qué utilizando su cobertura de legislador no desarrollaban un negocio que permitiera altas ganancias y él con sus contactos en USA le garantizaba que todo saldría bien.

Anel lo consideraba ya de su familia porque vivía con su hija y la tenía como esposa. Todo marchaba de maravillas y un día le propuso que lo acompañara a Estados Unidos, él mismo le consiguió la visa y se fueron más de una semana a Miami y a Nueva York, de la cual Anel quedó maravillado de las reuniones exitosas que habían tenido. Anel fue invitado en esa ocasión por el propio yerno a una fiesta en Miami. Le insistió tanto que aceptó, pero el que lo instigaba insistentemente a que lo acompañara era su yerno, desconociendo él que era una trampa del FBI para que pisara suelo gringo y así poder detenerlo por su supuesto involucramiento en el trasiego de drogas que el propio agente de la DEA había ideado.

Anel, antes de esa fiesta, desarrollaba su gestión como legislador, pero al tener un buen salario, mas las ganancias de su negocio de madera y los nuevos negocios que compartía con su yerno, pasó a celebrar con sus amigos en fiestas memorables en su casa.

En esa reunión en Miami, armada por la DEA y el FBI, el norteamericano, su amigo y marido de su hija, lo invitó a una cena en un hotel famoso de la ciudad del sur de la Florida y luego que comieron, y estando la hija de Anel encinta acá en Panamá, de repente aparecen una serie de agentes de la DEA y un comando del FBI en un operativo que, al estar rodeados de gente armada, el novio de la hija y yerno de Anel, se levanta de su silla, saca un arma, le apunta a Anel y declara que, él esta detenido por conspirar para introducir drogas a Estados Unidos, siendo que él como miembro de la DEA, fue el que para justificar su accionar en Panamá, procedió a sacrificar a un panameño haciendo ver que era uno de los narcotraficantes más grandes de Panamá.

Anel fue procesado y condenado a 30 años de prisión y a los 25 años habiendo cumplido su pena de un juicio amañado y toda una conspiración montada por la DEA en contubernio con el FBI, en lo que podría denominarse como un falso positivo a nivel de esas entidades, hoy el hijo de ese agente encubierto que por supuesto no respondía al nombre que utilizó en esta rastrera e infame operación, es un joven de más de treinta tres años, fruto de un sentimiento puro de su madre que vio en su cara cómo quien le juró amor y ella creyó, ahora en un acto deleznable de traición, se convertía en el sepulturero de su padre y en el padre que nunca le interesó su vástago (el fruto) de su juego frío y perverso.

Anel Ramírez, después de ser un exitoso hombre de negocios, no era un santo, pero su imagen y su fortuna lograda con gran esfuerzo y sacrificio, la perdió toda, y el daño a su imagen no la pudo recuperar, porque la narrativa de la DEA y el FBI que imperó, era que estaba dedicado al narcotráfico.

Hace pocos años, Anel Ramírez murió en su nativo Darién, después de haber sufrido el rigor de las cárceles norteamericanas, y en gran medida el abandono de la responsabilidad que tenía el estado panameño con sus nacionales donde quiera que se encuentren, porque él siempre fue Yavisano.

Esta historia tétrica de la DEA, la identifica como un organismo tenebroso, canalla, instrumento “eficaz” para jugar a la política intromisionista e involucrar a personas que no son del agrado del Establishment o simplemente como le ocurrió a Anel Ramírez que, sirvió de chivo expiatorio y  como un falso positivo, por la cual un agente encubierto de la DEA pudo obtener una promoción en su carrera a costa del sacrificio de quienes creyeron cándidamente y fueron víctimas de una celada bochornosa e infame.

“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”. Marcos 4:22

¡Así de sencilla es la cosa!

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