Despejado el clarooscuro que acompañó la composición de las Comisiones Permanentes en la AN, se abren las puertas para los debates de tantos Proyectos y Anteproyectos de Leyes que se amontonaron mientras los Diputados/as se batían a sables cruzados en lucha mortal por ser comisionados en las madrigueras que mejor les servirían para promover y defender los intereses particulares que los definen de cuerpo y alma.
La 462 ocupa un puesto interesante en esta batahola. Así lo es, y será, a partir de la apertura de los debates y en varios sentidos:
1- Porque no muy pocos derramaran discursos para limpiarse el rostro del «lodo» que les pringo por su postura durante los debates que desembocaron en la Ley 462.
2- Otros afilaran sus verbos con pasta dental rejuvenecedora para simularse como los resucitados Rodrigo Diaz de Vivar del Siglo XX1 acabaditos de llegar con la única misión de salvar al País y de ñapa, a la CSS.
3- Y no faltarán los que teniendo vendida el alma al diablo, dirán que nada debe modificarse de la 462 ya que tiene todo para ser considerada una Ley perfecta.
Salvo un evento de última hora, el grito original de derogar la 462, a la fecha, perdió empuje y se gastó todo su combustible.
Reformar la 462, como objetivo, no podría descartarse en términos absolutos considerando los aspectos técnicos comprometidos en esa Ley.
Pero políticamente esa aspiración es, prácticamente, igual o semejante a pedir la eliminación de la 462 en el marco de los hechos consumados.
El primero y gran valladar para ese fin es el propio movimiento social. Mulino se dedicó de lleno para disminuirlo, primero, y dividirlo a renglón seguido. A esto ha contribuido, en alguna medida, el hecho que se invirtió mucha energía en las protestas de calles como finalidad en sí misma, sin el indispensable análisis sobre el nuevo gobierno, confesadamente empresarial, y lo relativo a la evaluación de las fuerzas con que contaba el sector social y sus vulnerabilidades, para fines de prepararse y resistir la acometida precantada.
Logrado el primer objetivo oficial en el aspecto de disminuir la beligerancia del sector social, todavía el movimiento sigue sin encontrar camino para el reencuentro, rediseño de tácticas y acciones concretas hacía la unidad más allá de las palabras y buenos deseos.
El segundo obstáculo en pos de modificar la 462, hace relación con la estructura de las fuerzas enquistadas en los poderes públicos coaligados con los sectores económicos privados (nacionales y extranjeros).
Técnicamente es probable que uno de los Anteproyectos de Ley sea prohijado por la Comisión de Trabajo, y hasta es factible que termine siendo aprobado por el Pleno. Frente a eso hay que tener presente que el Presidente ha expresado, en distintas ocasiones, que vetara cualquier reforma a la 462.
Si los hechos llegasen a ocurrir como se ha dicho, la AN necesitaría las 2/3 de 71 Diputados para aprobar una reforma por insistencia, es decir, 10 votos adicionales a los 37 que se unieron para la elección de la actual Junta Directiva. Y si la AN logra conseguir esos votos, al gobierno le quedaría el recurso de inexiquibilidad para que el Pleno de la CSJ resuelva el destino de la 462 en términos definitivos, finales y obligatorios. Ante esta posibilidad , ya se conocen sentencias de la Corte que han desestimado demandas contra la 462.
Este contexto sombrío no hace, per se ineficaz cualquier esfuerzo de ajustes a la 462, pero es altamente conveniente pisar en tierra segura y ponderar los factores políticos, para no disipar recursos ni fomentar desenfoques.