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El día 9 de enero de 1964, me tocó estar como un joven subteniente…|

encargado de la guardia nacional en puerto armuelles, donde había una rabia social altísima contra los estadounidenses por sus abusos contra humildes jornaleros y portuarios de la Chiriquí Land Company.

Omar me mandó de urgencia a reemplazar a un capitán-de apellido barroso- y luego de que en ese cuartel asesinaran a un dirigente obrero! Me fuí allí a mediados o fines de octubre de 1963…. Al llegar sentí la rabia social que también era contra la guardia nacional, a la que acusaban de estar (por su comandante que jugaba golf con los altos jefes gringos en su cancha local) vendidos a la empresa frutera.

En síntesis, sentía y olía ese odio. Traté como me aconsejó omar «de arbitrar en forma justa entre las dos fuerzas en conflicto- empresa (gallina de los huevos de oro, al dar mucho trabajo, aunque también mucha explotación humana) y sindicato bananero- entonces el más fuerte del país.

Tipo 6 y 30 de la noche es que me entero de los motines anti usa en panamá y colón y que había unos 4 mil manifestantes que aumentaban coreando «yanquis go home» en el parque municipal.

Yo, al mando de no más de 30 hombres-varios libres a esa hora-sentí un tremendo problema, entonces el más grande de mi vida profesional joven porque tanto omar torrijos, mayor jefe de chiriquí que me dio esa misión allí-habiendo con él un par de capitanes y varios tenientes, creyó en que yo haría un buen papel.

Afortunadamente  y casi contra ellos, ya había tenido un par de reuniones con los dirigentes sindicales, como su secretario general efigenio araúz y héctor requena y  otros,  además en un gesto que sorprendió al mismo omar, rechace por vez primera el tremendo chalet que la empresa otorgaba al jefe del destacamento. Omar, extrañado («me dijo: esa casa te toca; ha sido para todos los que mandan allí») pero le respondí: «entonces mi mayor, ¿como árbitro viviendo en casa regalada de la empresa? Y él me pagó-ganábamos muy poco y ya tenía mi esposa primera y mi primera hija, judith- una casa en un área donde vivían maestros y profesores y muy cerca del local del sindicato. Resumen: me costó trabajo-ante el peligro del rencor social y que allí vivían unos 100 estadounidenses de alto nivel, con contactos personales con senadores y éstos con la casa blanca, y había adolescentes varones y niñas que estaban aún de vacaciones, además de las mujeres de los gringos, asustados y con sus armas personales encerrados en sus casas, llamando a panamá al general vallarino y a los jefes del comando sur temiendo por sus vidas o violaciones a sus mujeres o hijas por una muchedumbre que llegó a unos cinco mil y seguían gritando «yankis go home» e incluso «abajo la guardia nacional títere de los gringos».

Al final efigenio araúz me mandó como le pedí y excusándose de no poder ir él a un líder de segunda pero líder conocido a que me acompañara-yo en uniforme pero sin armas-a buscar hablar con los que encabezaban la manifestación, y pedirles que protestaran, que yo también estaba indignado como panameño, «pero que esos gringos si bien habían sido abusadores laborales no eran soldados ni policías zoneítas.

Al final el que llevaba el megáfono de allido zuñé a petición de Ricaurte (Cate) Rodríguez, el líder sindical que buscaba protegerme, consiguió que me dejaran hablar 10 minutos en los que le pedí que siguieran su protesta pero que no fueran acusados de asesinos o violadores.

El general vallarino seguía todo de cerca  y omar también. Después de panamá y colón puerto armuelles era la mayor preocupación por ese rencor social con razón de los obreros. Los manifestantes rompieron las vidrieras del comisariato, vandalizaron otras cosas de la rabia, quemaron un jeep de la empresa, pero gracias a dios no hicieron daños físicos a los estadounidenses.

Y ya tipo  1 de la madrugada, cansados y habiendo hecho catarsis, se retiraron. Entonces llamé al gerente local Mr. Harvey Johnson y le pedí que dispusiera de todos sus trenes disponibles hasta los de llevar bananos y sacará a toda su gente, él y familia inclusive, y los sacara a golfito en costa rica, lo que hizo. Como a las 03.30 llamé a omar a david y le dije «no queda un solo gringo aquí» se alegró mucho y me dijo que tranquilizaría al general vallarino (que por cierto lo mandó el día 10 de enero a tomar el mando de colón, ya que el mayor que había se tambaleaba con sus manifestaciones calientes)  Omar al darle parte me dijo: «nos salvamos de una lucha incierta, ya que el comando sur tiene dos aviones hércules cada  uno  con un centenar de paracaidistas y sus motores encendidos a fin de caer en puerto armuelles con el mejor entrenamiento de guerra y armamento si le tocan un solo cabello a un ciudadano americano; y con el rencor y lo patriótico que son los del sindicato, puede haber más muertos que en panamá y colón»  esa fue la historia que viví muy resumida….

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