El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Poco o casi ningún poder tienen o ejercen para velar que las empresas que prestan servicios públicos, lo hagan con la eficiencia y eficacia necesaria. Por igual, poca o ninguna incidencia tienen en lo que se refiere a los precios fijados al consumidor. Un ejemplo, las empresas de distribución de energía eléctrica. Igual ocurre en otros sectores de la economía, por ejemplo, ACODECO. Puro cuento, la dictadura de la oferta y demanda (la famosa mano invisible), que abre curso a la especulación salvaje.
Lo que más molesta de todo lo anterior es que el estado, constitucionalmente, pudiendo ser más eficaz en materia de regulación de precios, no se interesa por intervenir con miras a frenar abusos en materia de precios. Se somete y nos somete a todos a un leseferismo (‘dejar hacer, dejar pasar’).
Para rematar, tenemos una superintendencia bancaria, que parece más una dependencia de y a favor de los bancos. El señor que la preside da la impresión que trabaja para los bancos. Las leyes que crean estos entes reguladores, tienen que ser objeto de reformas profundas. Son verdaderos ‘retratos de pared’.
Además ocurre el fenómeno de los oligopolios. Actúan fuera de ley y de la constitución.
Vamos al otro tema.
Las Juntas Directivas de instituciones son verdaderos peso papel. Solo posiciones o espacios para llenar. Además, ocurre que un mismo funcionario, participa en distintas directivas.
Se requieren enfoques distintos; esas juntas directivas tienen que ser objeto de democratización; abrirse a la participación del pueblo. Estamos sumergidos en una realidad de ‘locademia’. Nadie, ni por los lados del poder, le pone coto a estas situaciones.
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