El regalo del día del padre

Ayer sábado 14 de junio, el pueblo de Bocas de Toro y los Ngäbes resistieron la represión de Mulino en la que miles de pobladores salieron a las calles a enfrentar con piedras, banderas de la patria, conciencia ciudadana y palos a los miles de policías bien armados hasta con helicópteros que bombardeaban a las comunidades con bombas lacrimógenas, gas pimienta, perdigones y disparos de grueso calibre como regalo anticipado del día de los padres.

Miles de Pobladores de todos los pueblos desde Altos del Valle en la carretera hacia Chiriquí Grande, Pueblo Nuevo, Valle Del Riscó, Norteño, Cílico Crí, Almirante esperaron el regalo de Mulino con el pecho henchido de patriotismo.

Desde Chiriquí Grande hasta Almirante existen 12 puntos de control y de fortalezas inexpugnables construidas por los ngäbes bugles que además controlan en forma total los bastiones

Desde Almirante hasta Changuinola y hasta la Frontera con Costa Rica, en Guabito y Las Tablas existen 21 puntos de cierre. Los ngäbes de Bocas del Toro se han parado firme y han hecho fracasar a Mulino y su operación que anunció con fanfarria desde el jueves 12 de junio.

Nuevamente se equivoca el presidente Mulino, al tratar con las fuerzas policiacas y militares imponer su voluntad tiránica, sin abrir el espacio para el diálogo y el entendimiento como corresponde en una democracia y dilucidar el interés superior del Estado que es el pueblo panameño a quien debe servir el presidente y no a sus amigos y sectores poderosos económicos a quien ha terminado sirviendo, no al país.

El pueblo en todo el país ha pedido la necesidad derogar la Ley 462 de la CSS para poder crear un clima de confianza y generar una concertación con el pueblo de una nueva Ley que no lesione tan gravemente a los asegurados y jubilados tal como sí lo hace la Ley 462 que el gobierno ha impuesto a sangre y fuego y es la causa de la crispación y violencia social que estamos viviendo.

Hasta que se caiga la ley 462 y el memorándum inconsulto de Mulino el pueblo estará en las calles y no habrá ejército ni fuerza humana que nos detenga, porque Dios está con los que claman justicia desde un corazón contrito y humillado solo ante ¡Dios nuestro Señor!

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