El País vive una calma relativa pero inquietante. Nadie puede asegurar que esta situación parará en los próximos días o que será por tiempo indeterminado.
Las causas del conflicto son complejas al igual que las salidas posibles.
Por un lado, tenemos a los
1) Sectores sociales en un movimiento progresivo hacia una paralización general que, por ahora, no tiene punto de llegada, y
2) En la acera del frente, un gobierno en discapacidad (mudo y sordo) atrincherado en el Palacio de las Garzas sin que sea posible decir, con certeza, qué estará esperando para responder a las quejas que se le han hecho o si no lo hará nunca.
Si empezamos por la derogatoria de la 462, el trámite podría resultar dilatado:
1) El Presidente, por sí solo, no puede derogar ninguna Ley,
2) Para derogar una Ley se requiere que el Ejecutivo convoque a la AN a sesiones extraordinarias o esperar que los Diputados regresen a sesiones ordinarias el 01/7,
3) Que la Corte resuelva, total o parcialmente, las demandas que tiene pendiente de decidir, y dependerá cómo las resuelva.
El segundo tema relacionado con la mina, tiene el siguiente marco de referencia:
1) El Ejecutivo pretende abordar el tema al margen del Legislativo,
2) El Ejecutivo pretende sortear, a su riesgo, la sentencia de la CSJ que puso fin al la concesión minera.
3) El gobierno no parece haber aprehendido de las protestas masivas recién pasadas o no les da el significado que corresponde.
En cuanto al proyecto de río Indio que es el menos divulgado de las quejas, tenemos:
1) La Autoridad del Canal de Panamá aporta poca y/o una fragmentada información lo que no contribuye a entender, en su justa dimensión, el «quid» de este tema, y
2) Las versiones de las comunidades vinculadas con ese reservorio, no han sido transmitidas ni tenidas en cuenta con la efectivad que debió ser desde un inicio.
Sobre el punto relativo al memorándum de entendimiento con el gobierno de los EU, esté atañe al alma del pueblo panameño. Véase:
1) Si los Magistrados decidiesen que el contenido de ese acuerdo infringe la Constitución, como así es, quedaría por atender los efectos de una sentencia de esa envergadura en el gobierno de Pmá. estando EU dirigido por un Trumpuloco en plena soltura desaforada.
2) Que el gobierno, como esta previsto, lo deje sin efecto por decisión soberana de Pmá.
Nada indica que las quejas sociales se vayan a retirar y el sr. Mulino se muestra inclinado a «morir» con las botas puestas, lo que es muy propio de su soberbia y por ello reprime e intimida.
Qué se espera:
1) Que llegue la normalidad por combustión espontánea,
2) Que los sectores en protesta se agoten, o
3) Que el agua le suba a la nariz del Ejecutivo para luego reaccionar en tal o cualquier sentido.
Abrir un espacio de diálogo es lo deseable. Sin embargo:
1) Hay dudas objetivas que sea posible,
2) De ser viable, tendría que revestírsele de condiciones que eviten sumar una frustración de tantas que se han generado en la cadena de mesas, conversaciones, fourum y etcéteras, que han habido.
Sea necesario o inviable un diálogo, el camino se la crisis péndula de gris a negro salvaje porque están interviniendo todo tipo de intereses de cualquier grosor y matices.
Con respecto al sr. Mulino y por ser él una de las causas de la agitación nacional:
1) Debe entender o hacérsele entender, de una vez y para el resto de su periodo constitucional, que el sistema de gobierno no está diseñado ni puede ser redireccionado a su conveniencia, y que el poder público no radica en la presidencia, y
2) Que el poder emana del pueblo. Y no son ni pueden ser sus depositarios la Capac, Conep, Apede, Cámara de Comercio, Sip u otros organismos iguales, semejantes, análogos o parecidos.