El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Carlos Ochoa E.
El contrato minero, entre el Estado y la Minera, pasará a la historia como uno de los actos más ruin, bochornosos y miserable, llevado a cabo por el actual gobierno; además de su ilegalidad manifiesta contiene otras aberraciones visibles para cualquier ciudadano de a pies que lea el contrato de marras. Tenemos un gobierno que cada día gobierna más en contra de los intereses del pueblo panameño, pero parece no darse cuenta y si se da cuenta no le importa.
Hay que estar muy claro, cuando se dice pueblo, el pueblo desde la perspectiva sociológica, es toda la población que depende de un salario para vivir o sobrevivir; la oligarquía, los verdaderos dueños del poder económico, no son pueblo. El pueblo son los pobres, los sin salario, los con salarios buenos o miseros, los campesinos, los obreros, los que solo cuentan en el registro civil. Los nadie como escribió una vez Eduardo Galeano.
Horas antes que los traidores y vende patria aprobaran el contrato, escuché al diputado Leandro Ávila, que al final se rindió y voto a favor del Contrato; decir que había quienes querían ver al país de rodillas. Haciendo clara alusión a todos los que estaban y están contra el nefasto mamotreto, llamado contrato y apuntaba directamente a los dirigentes de los sectores populares. Aquí en Panamá no tenemos una izquierda radical, porque de haberla, otro gallo estaría cantando en estos momentos y no voy a hacer mención de lo que el país estaría viviendo por la irresponsabilidad de los diputados que aprobaron el contrato y por la tozudes de quien preside el Ejecutivo y los aduladores que lo rodean.
La Corte Suprema duró casi veinte años para declarar inconstitucional el anterior contrato,1998-2017, y el Órgano Ejecutivo tardó casi cuatro años en ordenar que se publicara en Gaceta Oficial la Sentencia, aunque su publicación no afecta el procedimiento establecido en el Código Judicial para que quedara el día 24 de diciembre de 2017 en Firme o ejecutoriada tal decisión, pero ahora pasó todo lo contrario. En un insolente caso, inédito, seis horas después de aprobado en la Asamblea Nacional ya tenía la rúbrica del señor presidente y publicado en Gaceta. Cuál era la prisa?; se puede pensar que cuando se discutía en la Asamblea ya estaba firmado, un acto circense de muy mal gusto. Había pronosticado que, a más tardar, el lunes 23 de octubre amanecíamos con el contrato en Gaceta, pero me equivoque. Más de cuatro se enterarán el lunes y muchos otros, tiempo después. Otros nunca se enterarán, los que han perdido la fe y esperanza en días mejores, los nadie.
Señores del Ejecutivo, del Legislativo, del Órgano Judicial y del Ministerio Público, son ustedes los que dirigen el país; señor Leandro Ávila, se le salió el cobre y otros minerales parecidos. Todos saben que además de cobre la mina saca oro y plata, molibdeno y otros minerales de alto valor económico. Son ustedes, los funcionarios con mando y jurisdicción los que hacen y aprueban las leyes; los que deben hacerlas cumplir y cumplirlas, los que tiene al país de rodillas, ustedes los que viven de cuclillas y de rodillas, no precisamente ante Dios, sino frente al poder económico; no es el pueblo, no son los pobres ni de izquierda ni de derecha. Son ustedes, los que hacen los mandados cobrando o de gratis, no importa. Y punto
Este país vivió de rodillas ante Estados Unidos de 1093 hasta 1968, luego hubo una bonanza, hasta 1989, decía Omar Torrijos: “de pies o muertos, nunca de rodillas” con ese slogan enfrento al país más poderoso del mundo y nos sacamos la colonia, pero las cosas se han ido al otro extremo, y los últimos gobernantes, unos más, otros menos trabajan en contra sentido, pretenden arrodillar al pueblo, por las buenas y también por las malas ante el poder del Dinero.
Cuando ya creíamos que el colonialismo era cosa del pasado, nos madrugan con un contrato que ofende y lesiona los más sagrados intereses de la patria y del pueblo; que pone de rodillas al país ante la minera, y para colmo de males, nos quieren negar el sagrado derecho a ponernos de pies. Una colonia de 129 Km2, o 136Km2. No está claro su verdadero tamaño y para escarnio del pueblo y de Omar Torrijos, adentro tiene un distrito, si, así un distrito adentro de la mina.
El autor es Sociólogo y profesor de Geografía e Historia
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