Una respuesta de Carlos Lazo a una odiadora

Por Carlos Lazo

Coordinador Internacional del Movimiento contra el Bloqueo a Cuba, llamado Puentes de Amor.

Yamirka Iglesias hermana mía. ¿Sabe usted lo que siente cuando se pierde a un hijo? Usted dice que nosotros oxigenamos al gobierno cubano porque llevamos leche a los hospitales pediátricos para los niños cubanos enfermos. Usted dice que oxigenamos al gobierno porque llevamos insumos médicos para trasplantes hepáticos para niños cubanos que requieren cirugía. ¿Usted tiene hijos? ¿Nietos? ¿Pediría usted más bloqueo si su hijito tuviera que operarse? ¿Se opondría usted a una operación de vida o muerte si el nieto de usted fuera el que necesitara esa cirugía? ¿Se opondría usted a que lleváramos un insumo médico para salvar la vida de un niño si ese niño fuera su propio hijo? Eso es lo que hacemos nosotros hermana odiadora, poner nuestro granito de arena, llevar lo que humildemente podemos, que es bien poco. Llevaríamos más si hubiera más cubanos dispuestos a ayudar en ves de odiar. Usted lo llama oxigenar al gobierno. Resulta que esa fórmula suya para tumbar el gobierno requiere que se mueran unos cuantos niños cubanos. Eso está mal hermana. Nosotros creemos que, más allá de credos e ideologías, debe de prevalecer el amor y el sentido de humanidad. Póngase en el lugar de los padres cubanos cuyos hijos requieren de una cirugía? ¿Dejaría usted morir a su propio hijo con tal de tumbar al gobierno? Probablemente no. Entonces, si usted no es capaz de matar a sus propios hijos para derrocar al gobierno, ¿por qué quiere sacrificar y matar a los hijos de otros padres y abuelos cubanos? Desde lejos es fácil pedir más bloqueo para los que están dentro. Entiendo. No son sus hijos. No son sus nietos. Esa modesta ayuda humanitaria nuestra, la llama usted “oxigeno para el gobierno”. Le digo algo. Ese “oxígeno” de vida para niños lo vamos a seguir dando. Le digo más. Mírele a los ojos a sus nietos esta noche y pregúntese si usted los sacrificaría con tal de lograr la caída de un gobierno. Si la respuesta es “no” entonces puede que usted esté a salvo. Yo creo que Dios habita en todos los corazones. Yo también odié, por eso sé que del odio se puede regresar. Incluso en lo más oscuro del alma hay un rayito de ternura. Usted es una mujer, una madre, un manantial al que Dios le otorgó el poder de la vida. ¿Cómo es posible que quiera usted que una madre cubana pierda a su hijo? ¿Sabe usted lo que se siente cuando se pierde un hijo? ¿Cuando un padre o una madre le cierra los ojos para siempre al retoño de vida que engendró y que se fue antes de tiempo? ¡¡Ay hermana! ¡Dios mío! ¡Destierra el odio de esa mujer de corazón duro! ¡Qué se haga la luz!

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