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Torrijismo es Justicia Social.|

 


Por: Gonzalo Delgado Quintero

 

Para 1968, el organismo político nacional, tal como lo expresara el propio General Omar Torrijos Herrera y que apuntó en “La Línea”, experimentaba los síntomas de una descomposición social acumulada durante muchos años, lo que propició el golpe de Estado militar ese 11 de octubre.

La clase política dominante, entonces, dividida en pequeñas cúpulas controladoras se alternaba en el poder. Hoy, tal como antes, estos reducidos grupos lo intentan nuevamente.

La ironía es que tratan en la actualidad de imponer y reeditar esa versión de aquellos escenarios nefastos creados por ellos. Nuevamente distorsionan la política, tergiversan el sentido de la democracia, aprovechándose del olvido natural y a veces inducido sobre el pueblo e incluso se han infiltrado en las filas del PRD.

Ante esta realidad, el Partido debe imponerse el absoluto convencimiento de que tiene la capacidad, la voluntad y la determinación de cambiar esta nefasta situación, desde ahora, empezando adentro.

Esa capacidad existe en el colectivo, pero algunos de sus dirigentes más prominentes, no quieren dar oportunidad al necesario y nuevo relevo. Y aclaro que no se trata de jóvenes contra viejos. Más bien es de carácter ideológico, en el terreno de las ideas. Del modelo que nos imponen día a día y que nada tiene que ver con torrijismo.

Es necesario recordar que hay objetivos inconclusos y aunque el torrijismo logró la formalmente la desaparición de la “Quinta Frontera” o sea la desaparición de la “Zona del Canal” y se avanzó en lo económico, cultural, político e institucional; no obstante, hoy día, los antipatriotas y anti torrijistas son los que manejan y disponen a su antojo lo que el pueblo logró en su lucha, además que, falta el principal objetivo que es el desarrollo integral y pleno del país, para todos.

La firma de los tratados Torrijos-Carter, sin dudas, es el principal logro torrijista. Pero también es necesario recordar que Omar desarrolló la organización comunitaria popular, los asentamientos campesinos en un sistema cooperativo, las Juntas Comunales, las Juntas Agrarias, los Comités de Salud, la participación popular y la construcción del Estado docente, con la Reforma Educativa, que permitía una educación pertinente, patriótica, científica, técnica, adaptada a la realidad transformadora de la época. La eliminación de dicha Reforma en 1979, desde entonces, mantiene empantanada a la educación del país y a pesar de que el actual gobierno la declaró; la estrella de su administración, me temo que, puede terminar más bien, es estrellada.

Los torrijistas y los panameños en general, de más de 45 años, vivieron todos esos cambios que hizo Omar Torrijos y por tanto, esperan del PRD y sobre todo, de su dirigencia, mucho más de lo que están haciendo. Sin ahondar, el Partido en gobierno, después de 10 años que no lo favoreció el electorado, debe cumplir dos tareas fundamentales. Una es la consolidación de la unidad interna a partir de una estrategia política planificada que señale el rumbo o sea “La Línea” a seguir en la administración del Estado y la otra tarea es determinar la mejor viabilidad posible del gobierno de Laurentino “Nito” Cortizo, que sea bien vista por los panameños en general. Por ahora estas dos tareas no se están haciendo y lo que se ve es todo lo contrario y el tiempo se agota, porque para las elecciones de 2024, solo faltan 24 meses de 60, es decir, se nos esfumó el tiempo.

El pueblo panameño perdió la confianza de la clase política, existe una incertidumbre que no deja ver el camino correcto que debemos transitar, no hay un verdadero liderazgo, aún se vive el trauma de los exacerbados actos de corrupción cometidos por los dos pasados gobiernos, cuyas investigaciones todavía hoy son titulares de primera plana. Ese estado de deterioro y corruptela no puede proseguir.

Esta conducta solo profundiza ese sentimiento de incertidumbre nacional y los torrijistas verdaderos deben actuar con responsabilidad ante estas nuevas condiciones.

Hay que retomar la posibilidad de una convocatoria nacional, con iniciativa propia, porque si dejamos que esta situación continúe, el PRD no volverá a ganar nunca más una campaña electoral a pesar de que tengamos a muchos inscritos que, a la hora de la hora, como hoy, no salen a votar, porque no se sienten parte de este proyecto, porque el liderazgo actual del partido está involucrado también en chanchullos.

En este momento, ante la situación crítica que está creciendo cada día, los verdaderos torrijistas deben primero limpiar la casa de quienes están llevando el PRD al despeñadero. La gente, ni siquiera por pandemia, más que bolsas de comida o pagos clientelistas, como fue evidente en el día de hoy, necesitan edificar sus esperanzas a través de la consecución de empleos decentes y bien remunerados, una educación acorde con los cambios globales, un sistema nacional de salud que sea capaz de atender con eficiencia cualquier crisis sanitaria que se presente. No podemos repetir todos los errores que recientemente se evidenciaron con la pandemia del Covid 19.

Los torrijistas deben asumir un liderazgo protagónico y el siguiente paso es orientar y conseguir la confianza del pueblo y eso aún es posible. Recordar que fue el PRD el partido que logró consolidar los siete principales pilares que hoy sostienen la economía panameña a través del centro bancario, las nuevas tecnologías de las comunicaciones, los puertos, el hub de Las Américas, el turismo, el fortalecimiento de la Zona Libre y la conquista del Canal de Panamá.

El torrijismo significa en la etapa actual, que la riqueza que se genera sea equitativamente distribuida en el pueblo a través de inversiones estratégicas y que los beneficios, no solo sea, para la clase oligárquica que atacó a Omar Torrijos y que hoy es la única que se está beneficiando de su principal logro; El Canal y demás áreas revertidas y que en estos momentos pretendan por igual, así como lo hicieron con la Autoridad del Canal de Panamá, adueñarse ahora de la Caja de Seguro Social en un diálogo en el que hay de todo, menos consulta. Mezquinos intereses de grupos económicos y políticos poderosos, están propiciando una explosión social.

Hoy la ultraderecha reaccionaria está incluso promoviendo cambios constitucionales nada favorables para la clase popular. Nuevamente, la Cámara de Comercio y otros grupos empresariales presionan para obtener canonjías, sin asumir responsabilidades, así como las empresas financieras están como carroñeros para caerle encima a las casas, carroso y otros bienes de los panameños y pretenden ahora arrebatárselos en procesos ejecutivos perversos, quedando la moratoria como una gran trampa.

El gobierno de Cortizo debe recobrar la confianza del pueblo, sin embargo, pareciese que muchos históricos torrijistas que ahora nuevamente son funcionarios, están abandonando esos preceptos y han caído en una especie de “sálvese quien pueda”, como si fueran los últimos días de Pompeya. Están más interesados en hacer negocios que en seguir edificando el gran país que aún somos y que lo estamos perdiendo a paso veloz.

Hay que retomar el modelo democrático participativo como la única forma de lograr el desarrollo integral del país. Eso fue lo que hizo Torrijos, simple y llanamente dejó que la gente tuviera oportunidades de desarrollarse en todos los ámbitos.

El Autor es Periodista y escritor.

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