El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Editorial
En el año 2002, a Mireya Moscoso le surgió la gran idea de cerrar y desmantelar la refinería de Colón a pesar de que el contrato con la Refinería se extendía hasta el 2012. Al cerrar la Refinería provocó gran desempleo en la Provincia de Colón.
El petróleo o crudo que se utilizaba para refinar los diferentes combustibles, venía de Ecuador, lo cual provocó, a su vez que, esos buques petroleros, dejaran de pasar y pagar peajes al Canal.
Todas esas acciones de la Sra. Mireya Moscoso le crearon al país una gran dependencia del petróleo que actualmente viene del Caribe y nos lo venden los gringos. Además, la Sra. Moscoso creó una Zona de Libre Comercio petrolera (?). De todas esas investigaciones que se hicieron, todas indicaban que estaban destinadas a favorecer a los señores del norte. En ese entonces ya sabíamos que, en Darién, había grandes yacimientos de petróleo y gas natural y se rumoraba que Martinelli se había hecho dueño de esas tierras.
Hoy estamos pagando el precio de actos de corrupción que nos expusieron perversamente e hicieron dependientes y estar a merced de grupos económicos infames, nuestros actuales verdugos que, medran de nuestra actual desgracia.
Ojalá hubiera un poco de vergüenza y los expresidentes que hemos tenido y a quien se asigna un cuantioso presupuesto del dinero de todos, para brindarles seguridad e inauditos privilegios, en un ataque de lo poco que pudieran tener de honor, les diera por renunciar a esos privilegios inmerecidos, porque donde hoy estamos es obra de todos ellos, sin exculpar a ni uno solo y lejos de recibir beneficios, debieran responder a la sociedad por el daño que han causado y que hoy pagamos con la angustia y la zozobra que nos arropa.
El manejo político sigue peor. Exoneraciones impositivas para los más ricos, a empresas que no crean los suficientes empleos, el nepotismo campante en la Asamblea donde hijos, hermanos, esposos, abuelos y hasta las mascotas se favorecen de los recursos del Estado, que paga mayoritariamente la clase media, los negocios en pandemia de altos funcionarios del Ejecutivo, y más, no dejan otro camino de salvación nacional, de convocar a una Constituyente limitada, donde no participen las personas cuestionadas.
¡Así de sencilla es la cosa!
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