El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
Todavía hay muchos, adentro y afuera de Panamá, que se preguntan ¿cómo un pueblo fue capaz de derrotar a una poderosa transnacional como First Quantum, con intereses en diversos lugares del planeta? que, coaligado con el gobierno, el sector privado de la economía y que se valieron de múltiples recursos, entre ellos financieros, políticos y la fuerza policial, y con todo esto, el pueblo panameño, forzó la decisión de que esa empresa en virtud de mandato de la Corte Suprema de justicia, debe abandonar el territorio nacional.
Seguramente los que preguntan, no conocen la historia de Panamá. Hemos sido artífice de grandes luchas.
En la década de los 40 del siglo pasado, los Estados Unidos, pretendió sembrar en todo el territorio nacional, bases militares permanentes.
En la década de los setenta del siglo pasado, impulsamos un proceso de liberación nacional, que dió como resultado la expulsión de un enclave, de bases militares y la recuperación del canal.
Los panameños somos centinelas de nuestra condición de soberanos y más cuando están de medio, el despojos de bienes de la nación.
En estas coyunturas patrióticas, se repiten y reiteran los mismos actores que reniegan de la patria. La oligarquía, y sus organizaciones empresariales.
En la decáda de la liberación, pegaron el grito al cielo, por el fin de la presencia militar yanqui en el territorio nacional. La misma cantaleta. Se perderán miles de puestos de trabajo, con soberanía no se come y el comercio recibiría un duro golpe.
Esta élites del poder económico, no cambia y no cambiarán. Apuestan siempre a intereses antinacionales. Todo lo que signifique conquistas del pueblo, siempre le encuentran una quinta pata al gato.
Triste papel del gobierno. No fue capaz de entender que, la patria está por encima de intereses mezquinos y optaron como fenicios, mercaderes y traicionar al país. Quedó en evidencia del metal barato con que están hechos.
Hoy vemos a un gobierno sin ninguna pizca de legitimidad social. El país entero no les cree nada y por eso están bajo el ojo avizor del pueblo. El real poder y detentador de la soberanía.
