a Menos Que Se Adopten Política De Mejor Reparto Y Distribución Social.
Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Desempleo, pobreza, informalidad, educación de pobre calidad, servicios de salud precarios, insuficiente acceso a vivienda digna, alimentación pobre en nutrientes y calorías.
Resulta demagógico hablar de eliminar brechas sociales, vendiendo las políticas asistencialistas como la panacea a estas desigualdades sociales.
Una crítica puntual; el proceso de acumulación de ganancia y capital, que se localiza fundamentalmente en sectores que se articulan a las actividades de comercio y servicio a gran escala, no permea hacia esa mayoría que se encuentra en la parte ancha de la botella; menos a transferir recursos al desarrollo primario de la economía.
Nuestro sistema económico, se sustenta en actividades cuyos agentes operan como oligopolio. No funciona el mecanismo de la competencia, como mecanismo para acceder a precios competitivos.
El servicio de distribución de energía eléctrica, es un ejemplo de lo anterior. Más grave aún, cuando el mercado está zonificado. Al cliente se le adscribe a un mercado que solo controla uno de los oferentes. Entre estos no hay competencia. Igual ocurre en el servicio de telefonía y comunicaciones. Operan con rasgos de oligopolios. Lo de oferta, pura propaganda y promociones. Al final poca diferencia en los precios.
Nuestro sistema de recaudación tributario, regresivo. Los gobiernos se hacen la vista gorda y evitan problemas con los sectores del poder económico. Todo lo contrario, éstos manejan eficientemente, lo relativo a mantenerse siempre como la sombra del poder. Siempre juegan a ganar a ganar.
Ocurre entonces, que los gobiernos, para eludir políticas que implique cambiar esas reglas del juego, prefieren endeudarse. La forma fácil de evitar desencuentros con el poder económico.
Lo escribí y lo reitero, nuestro país es un país que ha contado y cuenta con los recursos, para resolver las disparidades sociales. ¿Por qué no avanzamos en esa dirección?
No se trata de izquierdismo o derecha, sino de la vuelta a un estado productivo, de bienestar social – democrático y desarrollo nacional.
De estos temas, no hablan los partidos y los policastros. El o los que planteen cambios de calidad y evadan los temas aludidos, son grandes demagogos, formados en la escuela del gatopardismo.
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