Por Carlos Ochoa E.
En nuestro medio existe una frase, mejor dicho, muchas frases muy folclóricas y populares, acuñadas por la sapiencia popular del pueblo, y empiezo con esta “no hay peor sordo que aquel que no quiere oír, ni peor ciego que aquel que no quiere ver”. Existen personas soberbias, tercas, terquísimas y para colmo arrogantes. Su excelencia, el señor presidente sabe con absoluta claridad y veracidad, que él llegó allí por esos avatares de la vida, por accidente, si él hubiera sido candidato, por cualquier partido o coalición de partidos, nunca hubiera llegado al solio presidencial. Eso hasta un ciego lo ve.
Llegó, gracias a que los votos que eran para Ricardo Martinelli Berrocal, los electores, se los endosaron a él. Así de sencillo. En las elecciones de mayo del 2024, corrieron ocho candidatos, José Raúl Mulino Quintero, y siete más; los electores le sumaron por endoso 34,5 por ciento de los votos. Del 100 por ciento de los que votaron, solo 34.5 votaron por usted. Unas elecciones, donde teóricamente se podía ganar con el 14 por ciento de los votos. Tenemos un presidente, sin duda alguna legal, pero políticamente y socialmente ilegítimo, sencillamente porque en este país no hay segunda vuelta.
Cuando casi todo el país pensaba que el gobierno de Laurentino Cortizo Cohen había tocado fondo en las fosas de las marianas, y que quien ganara casi que por ley tenía que hacer un mejor; pronto el país se dio cuenta que no era así, y que la nave de Laurentino Cortizo, apenas había encallado en un banco de arenas a poca profundidad.
Los desaciertos de palabras y de hecho, llevados a cabo en menos de un años, son muchos y se hace cuesta arriba enumerarlos, vasta mencionar los más aterradores, fuera de todo contexto y que no debieran ser palabras de quien ostenta la más alta investidura de la nación.
A los que opusieron y se oponen a la nueva ley, 412 de la CS y a la reapertura de la mina de cobre los llamó: cuatro gatos, a todo el pueblo y a los gremios sindicales y a otros terroristas y delincuentes. No se ha dado cuenta usted que esos que hoy usted desprecia y les pone los peores calificativos, son ciudadanos panameños y que muchos de ellos le endosaron el voto.
Halo… Halo señor presidente: Cuando Donald Trump, amenaza con retomar el Canal y lanza todo tipo de amenazas, usted dice tranquilamente que no necesita compañeros de camino para manejar las relaciones internacionales. Otro desacierto, verdaderamente grave, pasar por encima de in fallo unánime de La Corte Suprema de Justicia y decir públicamente que usted ordenó sacar el concentrado de cobre y poner a funcionar la termoeléctrica de la mina. Eso no solo viola el fallo de la Corte Suprema de Justicia, sino la propia Constitución de nuestro país.
Es pueblo, los que usted llama cuatro gatos, señor Presidente, más de un millón de panameños viven de la nada, el sexto país con la peor distribución de la riqueza, los cuatro gatos constituyen el 80 por ciento de la población de este país, el 80 por ciento de la población padece permanentemente de alguna carencia, salario, vivienda, salud, educación, seguridad, entre otras. No se avizora ninguna política ni estrategia para resolver ni para palear los grandes problemas que aquejan a nuestra población.
Olvidaba que usted ha dicho en reiteradas ocasiones que este es un gobierno de empresarios, y eso no esta ni es malo. Lo malo es se gobierne solamente con ellos y para ellos, olvidándose del pueblo explotado por los empresarios inescrupulosos; hay empresarios serios, son pocos y no merodean a los predios de la política ni de los políticos.
Recientemente el catedrático Luis Navas Pájaro dijo en una entrevista: “que no creas que porque juegas con el diablo, el diablo se va aportar bien”. No sé si es el Ejecutivo que esta realmente jugando con el diablo, o es al revés, el diablo jugando en serio con él. Mal paga el diablo a quien bien le sirve.
Quedan pocas dudas de que Donald Trump es un sociópata, con delirios de grandeza, que eso de querer tomarse un mundo no es palabrería, ya hay suficientes evidencias con la guerra comercial. Luego no entiendo esos ir y venir de tantos altos funcionarios a Panamá y conversaciones secretas y como si fuera poco, la presencia de militares de Estados Unidos en Panamá, menos entiendo eso de ejercicios conjuntos el militares del Comando Sur y policías panameños, porque aquí por ley no tenemos ejercito ¿durmiendo con el enemigo?.
El autor es Sociólogo y profesor de Geografía e Historia.
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