El Principio De Legalidad: La Base Fundamental Del Estado De Derecho. Sinónimo De Seguridad Jurídica.

Por : Ramiro Guerra.

Jurista, Escritor Y Cientista Jurídico.

 

Jamás, la arbitrariedad, puede ser sinónimo de convivencia pacífica.

Una sociedad donde la gobernanza política, se vale de violaciones constante al ordenamiento legal, genera zozobra y mucha intranquilidad.

En el curso de introducción al derecho, proferido por el Dr. Sousa Lennox, siempre hacía énfasis, en la cualidad del derecho, como sinónimo de paz, sosiego. Acotaba que un estado que se perdía en los laberintos de la arbitrariedad, de funcionarios, que rebasaban el marco de sus competencias, arremetían contra el estado de derecho, en tanto éste es garantía de seguridad jurídica de los ciudadanos.

Se ha hecho costumbre, funcionarios, cuando se les llama atención sobre la emisión de un acto y su ilegalidad, ripostar con la frase, si usted no está de acuerdo, vaya a los tribunales. Lo anterior se ha hecho costumbre y por esa vía, se ha dado curso a cerros de arbitrariedades de estos funcionarios. Tenemos una administración que no repara en el principio de legalidad y lo anterior genera la percepción de un estado escuálido y arbitrario.

Este fenómeno, en la actualidad está a la orden del día.
Verbigracia, toda las medidas adoptadas contra el movimiento sindical, están fuera de ley. El presidente no tiene esas facultades de ordenar suspender recursos para capacitación sindical, que provienen del seguro educativo y que son mandatos de ley y además tiene sustento constitucional.

Derechos emanados de convenciones internacionales y que han sido ratificados por el estado y hechos leyes del país, como los convenios 87 y 98 de la OIT, son recurrentemente violados por el gobierno.

Otro ejemplo, la minería a cielo abierto, está suspendida por ley. Sin embargo observamos al presidente, ministros, realizar acciones que apuntan a la reapertura de la mina de Donoso.

Igual ocurre con las recurrentes violaciones a normas de la carta magna. Lo mismo que acciones policiacas, que no son autoridades y los vemos invadiendo terreno de otras entidades como la laboral.

Las violaciones a la ley, constituyen un rosario. El presidente se ha tomado en serio que él es el que manda y los ciudadanos obedecen.

Me preocupa el desempeño del gremio abogadil. Frente a violaciones reiteradas al principio de la legalidad, guardan silencio. No son parte del debate nacional, donde está de fondo, la sobrevivencia del estado de derecho.

Los temas de legalidad, en lo que se refiere a su tutelaje, los tribunales actúan con una parsimonia inaudita y que decir de las acciones de amparo.

El estado de derecho en nuestro país, está como un barco que por todos lados le entra agua.

Dicho de otra manera, la tutela de los derechos fundamentales, no se da con la velocidad (sumarial) que establece el texto constitucional.

Gremios como el colegio de abogado, ha perdido de vista la defensa del estado de derecho y ha sido mediatizado por intereses políticos.

Resulta evidente, que la superestructura jurídico política, atraviesa por una crisis profunda.

Lo mismo que lo democrático del estado, está peor. No hay participación ciudadana en lo que tiene que ver con la administración pública.

Como podemos observar, en materia de estado de derecho y democracia, andamos mal.

Una especie de sociedad mediatizada por realidades virtuales domina el ser social.

En consecuencia, los ciudadanos, estamos frente a grandes desafíos; recuperar la vida en democracia y el estado de derecho.

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