Por: Gonzalo Delgado Quintero
Siempre lo hacen cada vez que se realizan los procesos electorales, antes y durante las campañas políticas generales. Lastimosamente en nuestro propio colectivo, es claro el clientelismo; una práctica que ya iniciaron y que se intensificará en la medida en que se acerque la escogencia de los delegados y las demás instancias como es el caso del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Se ha entronizado en nuestro colectivo esa vieja práctica clientelista utilizada por los partidos tradicionales. Esa nefasta conducta politiquera propia de la rancia oligarquía. Un estilo político de abatuar. Al matadero, toda persona que tenga un valor momentáneo como delegado para ser sacrificada en tasajos, cortado en brazas y después a las brasas del olvido, hasta las cenizas.
El mal ejemplo de unos pocos, perjudica a todos. Y es evidente que ya lo vienen haciendo; personas mencionadas por comprar votos, incluso con dineros mal habidos. Han venido corrompiendo el partido. No tienen el más mínimo respeto por la dignidad humana y lo peor es que también lo hacen con recursos del Estado.
No queda otro camino, hemos llegado al punto álgido del todo o nada. A los buenos torrijistas les corresponde defender al PRD de sus detractores internos. Incluso, la situación que estamos observando es tal, que en nuestro movimiento hay un equipo de profesionales del derecho que de ser necesario, estarían dispuestos a interponer las denuncias pertinentes para erradicar a estas lacras políticas en el poder y que también están enquistadas en el Partido. La gran tarea es devolver el colectivo de Omar a quienes les pertenece, al pueblo.
Torrijos creó el partido para darle oportunidades a todos y no solo a una gárrula de maleantes y ramplones que se han convertido en caciques circuitales que cada día se enriquecen más, mientras que la gente de pie anda descalza, desamparada y sin oportunidades. El PRD surgió para transformar el país y por tanto, es necesario ganarse nuevamente la confianza del pueblo en general, de lo contrario y como van las cosas, nuestro fracaso electoral en el 2024 será catastrófico y fatal.
Mi admiración por Omar Torrijos no es por su retrato, es por su ejemplo, por el legado que dejó, por el instrumento político que se llama PRD, por haber conquistado la soberanía plena, por la dignidad que le dio a este pueblo. Entonces, no pude ser que desde el PRD se privaticen empresas estatales, no puede ser que el PRD permita que exista un 5 por ciento de millonarios controlando el 95 por ciento de las riquezas y un 95 por ciento de pobres solo recibiendo el 5 por ciento ese 100 por ciento de la riqueza que es producida por los trabajadores y trabajadoras en todo el país.
Los verdaderos torrijistas no toleramos eso. A quienes solo se dedican en el PRD a teorizar, sin llevar a la práctica lo que dicen, son simples demagogos y sofistas, que tratan de anestesiar la conciencia del pueblo. En realidad son enemigos de las transformaciones que deben ocurrir y lo peor es que lo hacen a sabiendas del daño que ocasionan, tan solo por mantener los jugosos salarios que ganan como amanuenses y apologistas de quienes están tratando, desde ahora, de tomarse definitivamente el partido para saciar sus apetencias electoralistas, sin que en realidad tengan la más mínima oportunidad, lo que por decantación también enterrará al PRD. Eso no lo vamos a permitir.
Es el momento de rescatar el torrijismo y devolverlo al PRD. El partido debe volver a las sendas de las transformaciones a favor del pueblo. El próximo 13 de febrero es la fecha del natalicio de Omar Torrijos y nuestro mejor homenaje al líder máximo de la revolución octubrina, es arrebatarles el partido a los maleantes que se lo han tomado. Por un PRD torrijista, el cambio es ya.
El autor es periodista, escritor y futuro aspirante a la Primera Sub-secretaria del CEN del PRD
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