Por: Luis Carlos Guerra Abogado, Locutor, Politólogo.
Torre de Babel.
Las opiniones por más científicas que puedan ser, siempre tendrán un toque subjetivo de quien las emite, lo crucial es saber determinar cuánto de imparcial o personal caracteriza dicho criterio. En este sentido al decir de José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia” es común encontrar participantes del análisis socio político panameño profesar sus veredictos cual si fueran oráculos de una verdad universal, cuando no es más que una facultad, reconociéndose la valía de pensar, de entendimiento, discernimiento y valoración de circunstancias pero meritocráticamente relativas.Es impreciso advertir de manera categórica que una organización político partidista como el PRD no pueda tener opciones de reincidencia electoral en el devenir votante, esta inexactitud parte más de animosidad opositora que de casuística organizacional.
Hay que partir de lo fáctico, actualmente esta estructura posee la membresía más grande del país, mantiene injerencia ideológico social en los estratos de votantes, mantiene una estructura con los grupos vulnerables adscritos a los planes de protección social, mantiene indirectamente una planilla pública dado que de hecho es el partido gobernante, eso en primera instancia puede considerarse como un voto sólido, sin desconocer que tampoco es absoluto.
Ahora bien, el descontento hacia las estructuras político partidistas se anida más en subjetividades de quienes teniendo algún interés personal no han sido tomados en cuenta, o de quienes en el plano objetivo vislumbra una expectativa de buena gobernanza. Entre los unos y los otros hay grandes diferencias a tomar en cuenta en su abordaje electoral que una buena y disciplinada organización logre captar.
De hecho, la actual dirigencia que aspira al CEN del PRD prácticamente lleva un plan metódico de organización que de replicarse una vez pasadas las contiendas internas, visualiza un modelo de cierre de brechas manteniendo el cuerpo hegemónico de la unidad, es decir una resistencia ideológicamente organizada que permita tal cual se replica que “los cantos de sirenas” no desvíen el enfoque organizacional, en donde aquellos con rangos y jerarquías, ya sean asumidas, ganadas o impuestas asuman el camino por recorrer como un todo colectivo sin dispersarse en el campo de la batalla electoral.
Nadie en su condición humana es perfecto, pero lo cierto es que mientras coexistan el trigo y la cizaña la realidad que se proyecta es un campo para la siega, estamos arando nuevamente un camino, equilibremos las diferencias en tiempos oportunos y edifiquemos sobre esquemas estratégicos no sea que nos equivoquemos y se destruya la torre de babel que por más organización y recursos cayó por la confusión entre quienes la construían al no poder entenderse generando divisiones.
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