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LA HOYA DE LA PRESIÓN SOCIAL

POR: GONZALO DELGADO QUINTERO

Marcha del Pueblo contra la corrupción

Se ha de entender que el Presidente Laurentino Cortizo Cohen, el único que está sacando la cara como si él solo fuera el gobierno, al congelar en B/.3.95 el galón de combustible e incorporar 10 productos al control de precios, solo fue una especie de válvula de escape para bajar la presión de una hoya que todavía marca un grado alto de ebullición que puede llevar a la explosión social.

No se trata de escurrir el bulto de las culpas. Tampoco es seguir quejándose, ciertamente, como manifiesta el Consejo Nacional de la Empresa Privada de las pérdidas millonarias porque en gran medida, esa convulsión que creció y ahora se agigantó, viene por décadas y precisamente, el CONEP a través de muchos de sus afiliados son en gran medida, responsables del alto costo de vida que registra el país y por tanto, del descontento social hoy visto. O sea, esto venía desde hace décadas. Los últimos gobiernos, la pandemia y la guerra ruso-ucraniana que generó el alza del combustible, ayudaron a eclosionar lo que ya era imposible mantener encerrado en el huevo sin romperse la cáscara.

Sobre ¿qué?, ¿quién? y desde ¿cuándo?, incluso ¿por qué? se ha venido cimentando esta crisis. Al final, el tema es estructural. Es, el modelo económico neoliberal impuesto en las últimas tres décadas por Estados Unidos y la Unión Europea. Esas medidas fueron diseñadas para el garroterismo especulativo y la expoliación de los pueblos, o sea que lo que hacen es sustraer cualquier riqueza de nuestros países y dejar pobreza como se observa por ejemplo, en la devastación de la actividad minera.

¿Por qué aún subsiste este modelo? Se mantiene porque los países pequeños como el nuestro están sujetos a pactos y compromisos firmados (Tratados de Libre Comercio) que están obligados a cumplir y que de no hacerlo, entonces, son condenados y señalados por falta de seguridad jurídica. Tratados que no han favorecido al países en igualdad con las contrapartes. Pero si no, entonces, nos caen las calificadoras de riesgos, las listas negras, las medidas políticas y demás.

En conclusión, la fiebre no está en la manta. Porque si nos dejamos guiar por lo que dice el gremio empresarial, que plantea que el gobierno no dé los subsidios a través de los bonos solidarios, reducir la planilla pública o sea botar personas de sus puestos de trabajo; en fin, la austeridad a través de la contención del gasto público que de por sí, infiere sobre la propia inversión pública, eso sí sería, como dicen ellos mismos, que el gobierno se estaría disparando en el pie.

La empresa privada panameña no debe quejarse y mucho menos, tratar sustraerse de su responsabilidad diciendo que la culpa es de otros y endilgando solo al gobierno, todo lo que está ocurriendo, cuando ella es parte principal de lo que está sucediendo.

El sector más fuerte de este grupo, que nunca perdió y que es responsable de la economía del país, por ejemplo, en su momento destituyó a gran número de sus trabajadores, no les pagaron sus prestaciones en flagrante violación del Código Trabajo; incluso, si los recontrataban lo hacían por la mitad del salario y en el mismo horario de ocho horas. El CONEP, por supuesto no dijo nada, porque de ellos fue la decisión contra sus trabajadores, en el momento más crítico del país.

La empresa privada, representada a través del CONEP que aglutina 25 gremios, tomó todo el grueso del subsidio. Unos B/. 4,000,000,000.00  (cuatro mil millones de balboas). Ese sí que es subsidio. De todo esto, dicho cómo inversión, cuándo y cuánto van  a retornarle al Estado. Quisiera saber también, cuántas de las 47 propuestas han cumplido estos gremios empresariales; pero además, de cuántas de esas eran realmente eran necesarias subsidiar y si habrá rendición de cuentas.

Todo esto fue acordado en abril de 2021 entre el Gobierno Nacional y el sector privado aglutinado en el CONEP, que conformaron una Comisión de Alto Nivel para supuestamente dar soporte, apoyar, analizar, evaluar, implementar y dar seguimiento a estas propuestas bajo el supuesto de la reactivación económica que dicen que se ha venido logrando, pero con cero desarrollo social. Supuestamente, el apoyo a estas medidas propuestas por el CONEP incrementaría el empleo y se reactivarían más de 200 mil plazas ¿cuántas se han generado? Al fin y al cabo, creo que ese dinero se diluyó en pocas manos de no todas las manos del empresariado.

La empresa privada panameña, a diferencia de las de otros países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Uruguay y otros,  no le redistribuyó ni un centavo de aporte al salario de los trabajadores, quienes junto a sus familias fueron los que más sufrieron los embates de la pandemia y peor aún, botaron a quienes les dio la gana.

Por supuesto que el gobierno se vio obligado a generar subsidios destinados a la población fluctuante que ya estaba y que con la botadera iba quedando desempleada. Fue la forma de apoyar a los trabajadores informales, a la microempresa y otros.

Es por ello que cuando oigo decir al CONEP que se debe reducir el gasto público, eso debe iniciar con ellos. La desfachatez más grande es pretender que le quiten ese subsidio a quienes aún lo están recibiendo para que se lo den a ellos, para supuestamente generar empleos, habrase visto el descaro. Además, todo ese recurso capital que se les ha dado, es dinero proveniente de préstamos con intereses leoninos que a la postre pagará el mismo pueblo. Quisiera que explicaran cómo y cuándo devolverán esos dineros aún sin intereses, pero que lo retornen.

Pero si le tomamos la palabra a la clase empresarial y se destituye a la gente, qué pasará con ese bolsón de desempleados cuando en Panamá no existe la figura del seguro de desempleo, que se va a hacer entonces. Acaso volver nuevamente al círculo vicio de darle a cada destituido un bono solidario. Ellos, la propia empresa privada, dicen no estar en condiciones de contratar más trabajadores, dónde queda la obligación del Estado de proveer empleos siendo ellos los principales en esta actividad. Allí, ya no será un gobierno en indefensión, sino un Estado fallido. Ojo, empresarios, que ustedes mismos, están cavando su propia tumba o acaso están apostando a otra invasión gringa para garantizar bajo el artículo cuarto del Tratado del Canal, más bien, la propia seguridad de sus intereses particulares.

Finalmente, no ignoremos ni olvidemos que además, el país recibió aportes no reembolsables de organismos internacionales para supuestos proyectos para promover actividades económicas que fueron trasladados integralmente a las empresas privadas para la reactivación económica. Qué ha quedado de este dinero para el pueblo. Absolutamente nada y ahora, estos empresarios que se siguen sirviendo con la cuchara grande, dicen que la solución es botar gente.

Pero aún hay más. El país, a través del gobierno, dispuso para el sector empresarial, prórrogas para el pago de impuestos sobre la renta y sobre ventas; facilidades de pagos con plazos muy extendidos, condonación de multas y perdón de sanciones por obligaciones vencidas; condiciones excepcionales para trámite de deudas; reducciones temporales de pago de impuesto y facilidades de pago, incluso no pagar en muchos casos a través de las exenciones tributarias y todo, con la excusa de proteger el empleo en el marco de la emergencia y supuestamente mitigar los efectos de la caída económica.

De las 40 medidas tomadas para favorecer al sector empresarial, más de la mitad; en total 23 fueron subsidios para ellos y estas fueron entregadas a través de asignaciones directas o sea dinero constante, sonante y mucho para los pobres ricos.

Mi recomendación al Presidente, aunque no me la pida, y por el crítico momento, cuando se debe superar cualquier diferencia y se ven los amigos, es que algunos de los empresarios solo tienen intereses creados y no son amigos de nadie; por tanto,  no destituya a nadie, contenga el gasto público pero de arriba hacia abajo y no lo contrario, pídale rendición de cuentas a los gremios empresariales cumplido más de un año de haberse dado esos miles de millones de dólares y que sean serios en sus propuestas. Que en estos momentos se necesita tener precisión sobre cuál es el puente que se debe cruzar y cual derribar y que lo único que se debe buscar es el destino de este pueblo, aunque para muchos ese destino solo esté en el camino que ellos están evitando.

El autor es periodista y escritor

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