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El Dr. Justo Arosemena se pronuncia en contra del intervencionismo en América Latina.|

Por: Jaime Flores Cedeño

‘La visión… de unidad continental… (retomada) por Arosemena… toma hoy… mayor vigencia en la región, en aras de avanzar por el camino de la integración, el desarrollo, la paz y la autodeterminación de las naciones’ Al cumplirse en los próximos 105 días, 32 años de la invasión de los Estados Unidos a Panamá, me referiré en esta ocasión al pensamiento anti expansionista del doctor Justo Arosemena en el siglo XIX.

El doctor Ricaurte Soler en la obra Panamá y Nuestra América , publicada en 1981, reprodujo un discurso del doctor Arosemena de julio de 1856, en donde avizoraba el poder expansionista de los Estados Unidos en el continente, en uno de sus párrafos decía que: “Hace más de veinte años que el águila del norte dirige su vuelo hacia las regiones ecuatoriales. No contenta ya con haber pasado sobre una gran parte del territorio mexicano, lanza su atrevida mirada mucho más acá. Cuba y Nicaragua son, al parecer, sus presas del momento, para facilitar la usurpación de las comarcas intermedias, y consumar sus vastos planes de conquista un día no muy remoto”.

Este discurso lo pronunció poco después del incidente de la Tajada de Sandía, ocurrido el 15 de abril de 1856, en donde los panameños supieron defender la dignidad nacional frente a la agresión de que eran objeto. Recientemente en una entrevista que dimos y en donde se nos preguntaba si “¿Arosemena se había pronunciado sobre este incidente?”, nuestra respuesta fue afirmativa. Efectivamente, el doctor Octavio Méndez Pereira, en su obra Justo Arosemena, citó un pasaje en donde el prócer indicaba al respecto que: “Por eso, en fin, después de tantas provocaciones y de tantos abusos los yankees han apelado al suceso desgraciado del 15 de abril, como un pretexto seguro para exigencias y reclamaciones absurdas, para prodigar calumniosas imputaciones a la población y a las autoridades de Panamá, ya para hacer amenazar nuestra soberanía, insultar so pretexto de tomar medidas de seguridad y preparar expediciones de filibusteros que han estado a punto de lanzarse también sobre Panamá”.

Recordemos también que el Istmo de Panamá para esta época estaba sometido al Tratado Mallarino-Bidlack, firmado en 1846, entre la Nueva Granada y los Estados Unidos de América. En una de sus cláusulas se disponía que esta última nación le garantiza a la primera el libre tránsito por el Istmo, en concordancia, los Estados Unidos se comprometían a garantizarle la neutralidad de Panamá y los derechos de soberanía y propiedad que la Nueva Granada mantenía sobre Panamá.

No debemos pasar por alto que toda esta política expansionista formaba parte de la denominada Doctrina Monroe de 1823 y el sucesivo Destino Manifiesto prodigado por John L. O’Sullivan.

‘NO DEBEMOS PASAR POR ALTO QUE TODA ESTA POLÍTICA EXPANSIONISTA FORMABA PARTE DE LA DENOMINADA DOCTRINA MONROE DE 1823 Y EL SUCESIVO DESTINO MANIFIESTO PRODIGADO POR JOHN L. O’SULLIVAN’

El descubrimiento de las minas de oro en California en 1848 acentuó la presencia estadounidense en el Istmo, debido a que fue utilizado como paso obligado para los viajeros que se dirigían hacia el oeste de la nación. Es importante anotar que esta situación daría lugar pocos años después a la construcción del ferrocarril transístmico en el Istmo por parte de una empresa estadounidense.

Este escenario internacional impulsó al doctor Arosemena a presentar una propuesta de unidad continental expuesta en el mismo discurso del año 1856 y en donde manifestaba que: “No lo olvidemos, sin embargo, que para cumplir ese destino que intenta contrariar la raza enemiga, necesitamos de una condición. Necesitamos crear y consolidar nuestra nacionalidad en el sentido político. Enhorabuena que el conjunto de pueblos a que ligan lazos morales de religión, idioma, hábitos, vicios y virtudes, se tengan por nacionalidad bajo esos respectos”. Agregaba más adelante: “Yo entenderé siempre que si esos pueblos no establecen un Gobierno común, la nacionalidad política no existe, y que sin ella, la nacionalidad de raza, como la raza misma, son precarias”.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, las intervenciones de los Estados Unidos no cesaron en el territorio, algunas fueron solicitadas por Colombia, otras se dieron de manera arbitraria, pero todas bajo el amparo del Tratado Mallarino-Bidlack.

Entrado el siglo XX, y a raíz de la Independencia de 1903, se firmó y aprobó entre Panamá y los Estados Unidos el ignominioso Tratado Hay Buneau-Varilla para la construcción del Canal, el cual traerá, al igual que el Tratado de 1846, una larga estela de intervenciones políticas, diplomáticas y armadas por parte de la nación del norte, como la que se dio en 1925 a raíz de la Huelga Inquilinaria, el 9 de Enero de 1964 y el 20 de Diciembre de 1989.

La visión y el pensamiento de unidad continental planteados originalmente por Bolívar en su convocatoria del Congreso Anfictiónico y retomados por Arosemena con la propuesta de materialización de una Liga Americana, toma hoy día mayor vigencia en la región, en aras de avanzar por el camino de la integración, el desarrollo, la paz y la autodeterminación de las naciones.

ABOGADO E HISTORIADOR.

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