El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M.
La transición del medioevo hacia la modernidad capitalista, se dio a cambio de entender que, el estado no es simplemente instrumento de la clase dominante. Si bien es cierto que éste en última instancia sirve a estos sectores, el estado se reserva para sí, una cuota de autonomía relativa, de tal suerte que, juega un papel de equilibrio de toda la sociedad (estado más sociedad civil).Ahora bien, eso es más teórico que real. La oligarquía opera con un sentido de clase muy estrecho. El estado para ello fue y sigue siendo una palanca de acumulación de capital, aunque no tenga presencia física en la administración del estado. Aun así, controlan al estado y los que lo administran. En Panamá Omar Torrijos hizo la diferencia, puso al estado al servicio de los intereses nacionales y abrió espacio de participación real en democracia.
La oligarquía no entendió que las reformas estructurales impulsada por el general, hasta cierto punto los ayudaba a ellos, a dar un salto de calidad del sistema, que terminaría catapultándolos como capitalista.
Mucho sentido, tiene la frase, que los oligarcas han llegado a capitalista por la fuerza. Aunque sus patrones o cánones culturales siguen siendo oligarca. Preguntemos, ¿por qué los gobiernos eluden el tema de una reforma tributaria progresiva y en vez de ello, endeudan al país, comprometiendo las futuras generaciones? Solo es un ejemplo. La oligarquía no tiene patria.
Históricamente han sido aliada de los Estados Unidos. Prueba, siempre adversaron la lucha nacional revolucionaria para acabar con el enclave. Sin embargo, han sido los mayores beneficiados de la lucha nacional.
Como hablar con discursos de desarrollo nacional, cuando el modelo que tenemos, naturalmente tiende a la exclusión y control del estado por esas élites del poder económico. No estamos afirmando cambiar el sistema económico, sino el enfoque oligárquico con que funciona.
Escribir de un estado de centro pivoteando políticas de equilibrio y equidad, incomoda y molesta a la oligarquía. El populismo es un discurso engañoso. Lo cierto que en Panamá la política está a la derecha, ideológicamente bien situada. Salvo algunas excepciones.
EL Panorama está muy lejos de una consecuente acción hacia un estado de centro popular y democrático. Amanecerá y veremos.
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