El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
La Niña Que Recibió A Torrijos Cuenta La Historia.
#FidelEntreNosotros
#FidelPorSiempre
Omar Torrijos, La Pionerita, autora de este escrito, y Fidel
Domingo 11 de enero de 1976.
Campamento de Pioneros José Martí, Tarará. El General Omar Torrijos, Presidente de Panamá, de visita en Cuba, hizo un recorrido por el campamento, acompañado de Fidel. Yo tenía entonces 12 años. Cursaba el 6to grado.
El sábado me habían pedido memorizar una pequeña bienvenida a unos visitantes. No me dijeron quiénes eran.
Cuando los tuve frente a mi todo se me olvidó. Los veía como 2 gigantes imponentes con sus uniformes verdeolivo. Yo tan chiquitca desde mi metro y medio. No he crecido mucho más, por cierto.
Después de 3 intentos infructuosos, Fidel vino hacia mi y me dijo: «Yo también me puse nervioso la primera vez que le hablé al pueblo…» Sus palabras y su sonrisa me dieron confianza y el saludo fluyó.
Cunado en Posición de Firmes los esperaba.
Anudarle la pañoleta al cuello de Torrijos fue otro gran reto. Para ambos.
No recuerdo que hayan hablado de política. Fidel hacía muchas preguntas. Se interesaba por nuestra estancia en el campamento: Qué actividades hacíamos, qué comíamos, en qué consistía la recreación, qué nos gustaba y qué no, el nombre de mi escuela, la cantidad de alumnos, quienes eran mis padres, en qué trabajaban?
Después de la impresión del primer momento, me sentía menos nerviosa y respondía a sus preguntas con naturalidad.
Imponiéndole la pañoleta a Torrijos
Yo era la Jefa de Pioneros de la entonces Escuela primaria Fructuoso Rodríguez, del Vedado. Hoy es una Secundaria Básica.
Recuerdo que durante el almuerzo compartió su receta de frijoles negros, nos dijo que le gustaba mucho la harina de maíz. Había calabaza con mojo en el menú y le preguntó a Torrijos si en Panamá también se comía la calabaza preparada de esa manera.
Así despedía la «Chiquitica# a Omar y a Fidel
Ese domingo, no tenía ante mi al jefe de Estado, al Comandante en Jefe de la Revolución, al brillante estratega militar. Ese domingo inolvidable, tenía ante mi a un hombre muy sencillo, muy risueño, amigable, muy cercano, que hablaba de cocina y ponía mucha atención a lo que le decíamos unos niños de 12 años.
