El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Carlos Ochoa E
La Covid 19, está pasando y pasará a la historia como una de las tantas epidemias que han azotado a la humanidad, para luego regresar a la normalidad, igual a como estaba antes, salvo que nos deja lecciones aprendidas, pero que muchas veces son ignoradas, Este caso muy particular quedó en evidencia lo irracional e inhumano del sistema capitalista, de allí que los más ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres. Por otro lado, si bien van 8,480 muertos por la Covid, eso no ha alterado la tasa de mortalidad a nivel nacional ni mundial, que es de cuatro por mil habitantes, sencillamente dejaron de fallecer por otras causas. No he escuchado un pronunciamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni de las autoridades sanitarias del país, pero a mi juicio, la Covid 19 ya dejó de ser pandemía para ser una enfermedad endémica más.
El desempleo fue la afectación más notoria, paralelo como quedó demostrado, lo deficiente de nuestro sistema de salud, aumentó el desempleo formal, pero aumento el empleo informal y la creatividad en otros casos. Resulta totalmente irresponsable echarle la culpa a la pandemia del desastre que vive el país, situación que se debe, entre otras cosas, al modelo de economía neoliberal, que por su propia esencia y naturaleza no está diseñado para eliminar, ni siquiera palear la pobreza y la miseria de la mayoría de la población.
Las promesas de las campañas electorales son un verdadero cáncer y que lleva a una gran parte del electorado a votar por los que más promesas hacen, o los que velada o abiertamente compran los votos, el conocido clientelismo político, donde cada cinco años reina la zozobra entre los funcionarios públicos, fundamentalmente los que no tienen leyes especiales, los administrativos, que ningún gobierno le ha dado la gana de acreditarlos en Carrera Administrativa.
Pasada la pandemia se esperaba que paulatinamente, las autoridades competentes, empezaran, por lo menos a hacer planteamientos serios y factibles, frente a las grandes necesidades del país y que dicho sea de paso se habían planteado resolver los políticos, pero todo apunta a que esas tareas pendientes, le tocará al futuro gobierno. Vista las cosas así, los diálogos, terminarán por ser una cortina de humo, para no resolver los problemas de fondo, por allí van las cosas. Mucho ruido y pocas nueces.
En país requiere de cambios estructurales y no de parches mal puestos, pero los tomadores de decisiones siguen usando pantalones cortos y sin correa. Solo a manera de ejemplo veamos algunos casos: unas promesas de campaña y otros aparecidos en el camino a raíz de las recién pasadas protestas. Una nueva Constitución Política, sin entrar en el fondo, si es originaria o paralela. Resolver de una vez por todas los problemas de la Caja de Seguro Social, el abastecimiento e insumos para la salud humana, tanto en la CSS, como en el Ministerio de Salud. Ponerle el cascabel al tigre Minera Panamá, que no es ni más ni menos que un enclave colonial, no muy atrás se queda Panamá Ports y el resto delos puertos y el ferrocarril. Los latifundios ociosos en detrimento de los campesinos precaristas. Las escuelas ranchos y la educación también sigue siendo un rancho, seguimos educando desde el pasado para el pasado, ni siquiera para el presente, mucho menos para el futuro.
De la corrupción ni hablar, es llover sobre mojado, ésta permea todo el entre tramado de la sociedad, especialmente al empresariado, los órganos del Estado y todos los responsables se pasan la bola deliberadamente para no resolver el problema, para resolverla se requiere de planes y programas educativos a corto mediano y largo plazo que generen un verdadero aprecio por la decencia..
El gobierno actual ya ha consumido el 63 por ciento de su tiempo, todos sabemos que el último año, el 20 por ciento del tiempo, se pierde a causa de la política electoral para llegar al poder, vistas las cosas así, queda muy poco tiempo (17%) para enderezar entuertos. Tenemos el derecho de soñar que este país sea un paraíso para todos y no para cuatro bellacos, pero por los vientos que soplan si siguen en esa dirección, estamos más cerca del infierno que del paraíso. ¡Halo!, escribo en nombre de los miles de “nadies” de esos 876,316 panameños y panameñas, que viven de la nada, en este país que es tuyo y mío, de todos y todas.
El autor es Sociólogo y Profesor de Geografía e Historia
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