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Análisis de la guerra de Rusia y su impacto en el comercio global.|

Comité de Investigación de Logística de COEL

 

Eddie Tapiero 7 de marzo de 2022

Resumen ejecutivo

• La guerra es producto presiones causadas luego de la caída de la Unión Soviética.

• Tiene un fundamento en la seguridad nacional de Rusia.

• Existen intereses más allá de los que se aparentan.

• No habrá ganadores sino perdedores:

* Pérdida de bienestar para Rusia, incluyendo el cierre de algunas multinacionales y empresas locales.

* Pérdida de bienestar para el mundo en cuanto a impacto de la inflación producto de aumentos en costos de energía, granos y de fertilizantes.

* Desaceleración en la economía europea.

* Fortalecimiento del dólar y del sistema financiero basado en el mismo.

* Fortalecimiento de la Unión Europea.

* Fortalecimiento de EE. UU.

* Renovación de la ideología realista.

* Fortalecimiento del sistema de pagos chino y del uso de las criptomonedas. o Mayor miedo en el mundo.

* Mayor tendencia a ceder derechos en pro de la seguridad nacional

• El comercio marítimo será afectado a nivel de segmento:

* Contenedores: muy poco debido a la escasa participación de Rusia en el comercio mundial.

* Graneles secos: mucho por una reestructuración de las cadenas de suministro con nuevas fuentes alternas, especialmente de EE.UU. .

* Graneles líquidos: mucho debido a un aumento en exportaciones energéticas de EE.UU. hacia Europa.

• Panamá verá un aumento en la inflación impulsado por:

* Aumentos en precios energéticos.

* Aumentos en precios de granos la parte de alimentos o Encarecimiento de los fertilizantes.

* Encarecimiento de productos con insumos petroquímicos como los envases, los jabones y los detergentes.

Nota: No aprobamos la invasión de ningún país por cualquier motivo ni el uso de la violencia para entablar negociaciones. No obstante, como analistas, estamos necesitados de entender la misma de una manera coherente para tomar decisiones racionales y no impulsadas por emoción.

El entorno:

La economía mundial ha avanzado más en los últimos 50 años que en los pasados 500. La reciente ola de globalización desde el año 2000 trajo consigo muchos cambios promovidos por la integración de los países en el aspecto social, cultural y económico, entre otros. Se redujeron las barreras al comercio, se impulsó la educación y la tecnología ayudó a multiplicar los impactos con creces. En el ámbito geopolítico, la caída de la Unión Soviética, redujo los ejes de la economía mundial de uno de visión bipolar con EE. UU. y Rusia en el centro, a uno mono-polar, controlado por un hegemón que lo expandió con redes corporativas y el sistema financiero basado en el dólar. Esta globalización, amplió las expectativas de un mundo integrado y sin conflicto, marcando indirectamente el triunfo del Neoliberalismo y la desregulación de mercados impulsados por Reagan y Thatcher sobre el comunismo o cualquier ideología social. La entrada en la economía de mercado para Rusia significó una devaluación del rublo que afectó negativamente a toda la población. Sin embargo, también aparecen otros paradigmas importantes para entender la guerra.

No obstante la disolución de la Unión Soviética redujo la importancia rusa en los foros internacionales y en la toma de decisiones globales a pesar de su importancia. Rusia retoma relevancia cuando EE. UU. se recuerda que existían muchas armas en la URSS que había que controlar. Con el tiempo, el país crece su economía, trata de insertarse nuevamente en la economía global y busca enfrentar la corrupción generada por el poder de varios oligarcas nacionales que tomaron control de sectores y mantienen influencias sobre la justicia. Esto le permitió a Putin consolidar su poder y encaminar la proyección internacional rusa.

Por el otro lado, aparece China. Un país pobre y marxista, que manejando la economía de mercado logra avanzar su economía de una de las más pobres hacia una de las más ricas y que a diferencia de otros casos, lo hace manteniendo un coeficiente de desigualdad de ingresos relativamente estable y menor que en muchos otros países, indicando que el flujo de esas riquezas pasaron grandemente a su sociedad. Esto puso en cuestionamiento el modelo neoliberal cuya ideología fue afectada por crisis en los años 2000.

En 2001, se hace el ataque a las torres gemelas cambiando el paradigma tradicional de guerras convencionales hacia una contra el terrorismo y coloca al medio oriente como punto focal para los conflictos ya que con la desaparición de Rusia como hegemón, el mundo no tenía grandes deseos de seguir invirtiendo en equipo militar. Esto cambia el enfoque armamentista de uno enfocado en una guerra entre naciones hacia otro de una guerra urbana.

En 2008 y 2009 aparece la crisis hipotecaria. En esta crisis, basada puramente en corrupción y libre mercado, muchas personas en EE.UU. pierden sus ahorros y se comienza a cuestionar el funcionamiento del sistema neoliberal cuando se rescatan a las empresas, se pierden millones de empleos y cuando ninguno de los actores principales queda en la cárcel.

De estos eventos parten criticismos ideológicos que comienzan a borrar los lineamientos de las ideologías tradicionales. Los de extrema izquierda acusan a los ricos y a las grandes corporaciones por sus males; los de la extrema derecha, dicen que falta de regulación y de que el gobierno no incorpora la importancia de sus ciudades cuando toma decisiones de liberar los mercados. Mucho de esto va acompañado por la explosión en cambios sociales y culturales con agendas de inclusión que afectan directamente el pensamiento tradicional de las naciones en áreas como el aborto, la definición de familia y hasta la definición de matrimonio- lo cual es otro peso más en la mente de las personas. Todo esto marca la existencia de un gran descontento interno en EE.UU. y el mundo sobre su sistema lo cual termina con la elección de personas como Donald J. Trump, Jair Bolsonaro y Recep Erdogan entre otros y un aumento en la actividad de grupos extremistas.

La Unión Europea se mantuvo trabajando por la globalización, pero hacia el 2010, con la crisis soberana de Europa y varias crisis migratorias, aumentó el descontento en la región con el sistema organizacional lo cual incluyó a la salida del Reino Unido de la Unión.

En este entorno, expertos geopolíticos como como Henry Kissinger, aconsejaron no expandir a la OTAN, sin embargo, sus recomendaciones no fueron atendidas.

Entra la guerra en este entorno, Putin tiene dos metas para la guerra:

1) Elevar la identidad nacional.

2) Lograr un acuerdo fronterizo que no permita bases de la OTAN en Ucrania.

Ucrania es gran productor de granos, fertilizantes y gas neón (50% a nivel mundial–utilizado para la fabricación de semiconductores) con acceso al Mar Negro y a puertos para sus exportaciones. El país sirve como área de amortiguamiento entre Europa y Rusia y su frontera ha sido permeable sin bases militares permitiéndole tanto a Ucrania, como a Rusia, negociar libremente. De aquí se deduce que la meta de Putin es básicamente negociar su seguridad nacional–EE. UU., Europa y la OTAN no negociarían esto en tiempos de paz.

El tiempo es crucial porque el mundo está enredado con el COVID, Europa esta en una crisis energética y eso le da más poder de negociación- Europa importa el 40% del gas y el 25% del petróleo de Rusia y ya estamos viendo los precios. Pero esta situación atrae a otros intereses.

El Biden, cuya aprobación en febrero de 2022 de 41%, un poquito más que Trump (39%), tiene elecciones para el congreso en octubre y la guerra es una oportunidad para proyectar su imagen y fortalecer a los demócratas en las elecciones. Otro punto mas es que la guerra trae gastos, contratos con el gobierno, exportaciones de energía, armas, contratos de soldados privados, inversión en bases, lo que genera exportaciones y le ayuda a pagar su deuda, que está por la estratósfera y que solo se puede pagar con las exportaciones. Similarmente, una guerra incluiría sanciones norteamericanas y europeas a la energía de Rusia, lo cual le permite expandir a EE.UU. el petróleo y el gas por un lado, y por el otro, expandir sus exportaciones de granos ya que Rusia y Ucrania proveen un tercio de las exportaciones de granos del mundo sin olvidarnos que el 50% de la producción del gas neón que es utilizado para la fabricación de los chips electrónicos parte de Rusia neón. Esto le permite a EE.UU. mejorar su economía y fortalecer su posición de hegemón global.

La Unión Europea, ve a la guerra como la oportunidad para revivir el espíritu de integración y así volver a impulsar la iniciativa europea con mayor fuerza. Esto le permite expandir sus fronteras y un espacio para añadir nuevas regulaciones de su plan, especialmente en la parte ambiental y migratoria. Otros intereses a nivel de Estado se encuentran los de Francia, con la parte nuclear y los de Alemania, con la parte del presupuesto de defensa nacional. El Reino Unido, un actor importante del evento, se beneficia junto con EE.UU. de fortalecer sus vínculos financieros y comerciales con Europa, que se han debilitado como resultado del Bréxit.

Hay que tener en cuenta que esta guerra no es improvisada. Ambas potencias han hecho planes de confrontación desde hace más de 50 años y ya han calculado hasta el último detalle las movidas del rival. Ellos saben lo que tienen que decir, hacer y mover en cada momento de sus avances- para eso son los juegos de guerra anuales, así que todo esto tiene un plan.

La guerra con Ucrania es la oportunidad perfecta para impulsar cambios donde se repite la historia en cuanto a que ambas potencias no se enfrentan una a una, sino que se enfrentan en un tercer país que es el que pierde.

El tiempo y los ganadores:

Los países no son como las personas aunque las guerras las personalizan. Los Estados tienen sus propios intereses, pero trabajan con burocracias que usualmente son confortativas internamente por diferentes agendas. El presidente puede decir algo, pero necesita una burocracia unificada para poder trabajar. Además, es importante entender que durante la guerra, existen campañas cuyo enfoque es manipular la opinión popular de diversos agentes. Un ejemplo es Radio Hanoi durante la guerra de Vietnam, una estación dedicada a bajarle la moral al ejercito norteamericano a través de propaganda e información falsa.

Pero, una vez empezada la guerra, entran nuevos jugadores en la mesa que aprovechan la oportunidad para impulsar su agenda. Claro, aunque no se pueden ver los entes como agentes monolíticos con una agenda propia uniforme en la parte política, económica, social y de proyección de imagen, se pueden evidenciar ciertos intereses que están jugando en el entorno.

Putin decide la guerra en un punto crucial donde el mundo está enredado con el COVID, Europa está en una crisis energética y eso le da más poder de negociación- Europa importa el 40% del gas y el 25% del petróleo de Rusia y ya estamos viendo los precios. Esto le da a Putin la capacidad de negociar de manera corta y desde una posición fuerte.

Por el otro lado esta Biden, con aprobación de 41%, un poco más que la del presidente Trump (39%), confronta elecciones del senado y la cámara en octubre. Él observa esto como una oportunidad para proyectar su imagen, fortalecer la posición de demócrata. Otro punto mas es que la guerra, trae gastos, contratos con el gobierno, exportaciones de energía, armas, contratos de soldados privados, inversión en bases, lo que genera exportaciones y le ayuda a pagar su deuda, que está por la estratósfera y que solo se puede pagar con las exportaciones. Además, una guerra incluiría posibles sanciones norteamericanas y europeas a la energía de Rusia, lo cual le permite expandir a EE.UU. el petróleo y el gas por un lado, y por el otro, expandir sus exportaciones de granos ya que Rusia y Ucrania proveen un tercio de las exportaciones de granos del mundo. Esto le permite a EE.UU. mejorar su economía y fortalecer su posición de hegemón global.

La Unión Europea, ve a la guerra como la oportunidad para revivir el espíritu de integración y así volver a impulsar la iniciativa europea con mayor fuerza. Esto le permite expandir sus fronteras y un espacio para añadir nuevas regulaciones de su plan, especialmente en la parte climática y migratoria. Otros intereses importantes dentro de la Unión están los de Francia, con la parte nuclear y Alemania, con la parte del presupuesto de defensa nacional. El Reino Unido, un actor importante del evento, se beneficia junto con EE.UU. de fortalecer sus vínculos financieros y comerciales con Europa, que se han debilitado como resultado del Bréxit.

Cabe mencionar que ambas potencias (EE.UU. y Rusia) han hecho planes de confrontación desde hace más de 50 años y ya han calculado hasta el último detalle las movidas del rival. Esto es, ellos saben lo que tienen que decir, hacer y mover en cada momento de sus avances. Las potencias hacen juegos de guerra todos los años y los escenarios cambian para aclimatarnos al entorno. Hay que evitar pensar que esto está ocurriendo en un entorno improvisado. Mucho de esto ya se ha planificado.

La guerra con Ucrania es la oportunidad perfecta para impulsar cambios donde se repite la historia en cuanto a que ambas potencias no se enfrentan una a una, sino que se enfrentan en un tercer país que es el que usualmente pagará el costo de las negociaciones.

Ucrania, que por un lado, era apoyada por EE. UU. para que se mantuviera fuerte en contra de Rusia está siendo afectada y recibiendo apoyo indirecto—Simplemente así trabajan los intereses de los Estados.

Arranca la guerra, y se mueve la maquinaria propagandista de EE.UU. con las mismas tácticas de demonización del enemigo. En esta narrativa, se presentan dos bandos: los buenos y no agresores y los invasores y agresores del mundo. Como siempre, las guerras y eventos de esta índole son oportunidades para actores políticos. Algunos políticos del mundo, como Macron y Erdogan, que ven la oportunidad de apoyarse en la narrativa para fortalecer su imagen a nivel local e internacional y buscar la reelección.

En este entorno, la guerra, que incluye la parte mediática (propaganda) y la cibernética hace que muchos periodistas que no saben del conflicto sean alimentados por imágenes y reportes de inteligencia sesgados, que buscan persuadir en vez de informar y aparecen más historias y expertos en las redes que sirven para alimentar el miedo e impulsar una u otra causa–estos ganan también por la guerra. A estas filas se añaden los ciudadanos que pasan a ser reporteros y transforman una foto o un tweet sin contexto en un análisis objetivo de la situación. En estos momentos, es difícil creerle a cualquiera de las dos partes. De igual forma, la población no se da cuenta de que solo está leyendo memes y titulares influenciados que no son analíticos y que afectados por el sesgo cognitivo sólo hacen es fortalecer el sesgo de confirmación de las convicciones personales. No obstante, esto también es parte del gran reseteo mundial. Estos casos son difíciles porque terminan distribuyendo recursos hacia la parte militar en ves de causas humanas.

Una de las cosas que está haciendo el COVID es impulsar grandes cambios en las economías mundiales. Muchos de estos cambios tienen que ver con ideologías y estructuras tradicionales a los que se han llamado en conjunto “El gran reseteo”.

De esta guerra, saldrán nuevas elites, políticos, ricos y oligarcas. Los planes rusos (incluyendo a los de PUTIN) incluyen los impactos de las sanciones. Los precios de la energía, de los granos y de fertilizantes subirán a nivel mundial impulsando también la inflación que ya está subiendo en el mundo.

El horror de todo esto es que esta historia nos recuerda que la naturaleza humana es la misma y que a pesar de tantos años, no hemos evolucionado. Las intereses de unos están ahora haciendo lo que siempre han hecho: mantener la división en el mundo, porque un mundo integrado no les permite dominar.

El presidente Xi, está balanceando los intereses internos y externos acerca de qué posición debe tomar y así mostrando incertidumbre acerca de su rumbo. China tiene problemas con su sector de bienes raíces y ha estado aumentando la regulación desde las horas que se pueden jugar videojuegos con los niños, hasta los negocios que pueden tener las empresas tecnológicas como Alibaba. China también está impulsando el uso de su cripto moneda para reemplazar al dólar y la guerra le dá otra ventana para hacerlo y reemplazar a las multinacionales que salgan de Rusia. Al mismo tiempo, muchos de los sectores de extrema Maoístas dentro del partido están viendo la guerra como una forma de aumentar las iniciativas internas y mejorar la equidad salarial – esta es una presión grande para el partido y el presidente Xi. Por esta razón, se puede decir que China está moviéndose estratégicamente. Por un lado, no condena a Putin porque puede afectar por la parte de Taiwán, por el otro, China puede al final congratularse con el resto del mundo al cambiarse de bando en el último momento como le hizo Stalin a Mao.

De esta manera, la guerra tiene varias aristas y hay muchos intereses. Y, como siempre, son los países emergentes los que sufren de estos conflictos. Es más, los impactos negativos sobre los oligarcas rusos le conviene a Putin porque agarra más poder. Por estas razones son las que hay que entender la guerra.

Dado el análisis, lo que nos lleva a pensar es que habrá un ajuste en la geopolítica global que dependerá del grado de negociación entre las potencias. A nuestro parecer, Putin ha logrado su meta principal de poder negociar con EE.UU., Europa y la OTAN desde una posición de poder. El resultado final, todavía está por verse.

Escenarios e Impactos Posibles escenarios:

1) Putin establece un gobierno títere en Ucrania.

2) Ucrania retorna pero la OTAN da garantías de no expansión y establece medio de monitorizar la situación.

3) Putin se retira pero se mueve el conflicto a nivel de terrorismo urbano con inestabilidad.

Impactos de alta probabilidad:

1) Pérdida de bienestar para Rusia, incluyendo el cierre de algunas multinacionales y empresas locales.

2) Pérdida de bienestar para el mundo en cuanto a impacto de la inflación producto de aumentos en costos de energía, granos y de fertilizantes.

3) Desaceleración en la economía europea.

4) Fortalecimiento del dólar y del sistema financiero basado en el mismo.

5) Fortalecimiento de la Unión Europea.

6) Fortalecimiento de EE. UU.

7) Renovación de la ideología realista.

8) Fortalecimiento del sistema de pagos chino y del uso de las criptomonedas.

9) Mayor miedo en el mundo.

10) Mayor tendencia a ceder derechos en pro de la seguridad nacional.

Al igual que el impacto que el COVID tuvo y todavía tiene en las cadenas de suministro, el conflicto militar y las sanciones económicas igual tienen un impacto disruptivo en las cadenas de suministro, lo que se transforma en alzas de precio producto de la falta de disponibilidad de buques y contenedores en los lugares y momentos en que debían haber estado disponibles. Las cadenas ya están congestionadas y la guerra empeorará la situación.

Las sanciones tendrán su impacto en relación a los mercados importantes de EE.UU. y Europa, sin embargo, aunque varios países latinoamericanos, africanos y de Asia han expuesto su descontento con la invasión, las respuestas han sido graduales. Los latinoamericanos y los africanos han expresado a su oposición a las sanciones pero no las han puesto; el Asia, Japón, Corea del Sur y Taiwán han sido los más agresivos, apoyando la restricción financiera del Swift, pero no el comercio. Sin embargo, los principales socios comerciales de Rusia son los satélites a nivel regional y esos socios no han indicado una posición.

Muchas empresas rusas tendrán dificultades para operar, especialmente en el extranjero y el turismo ruso, puede tener otro impacto a nivel global, aunque en menor escala.

Para el comercio marítimo el impacto se debe observar a nivel de segmento.

Como Rusia no es un país con tanta relevancia en el comercio mundial (0.64% según la UNCTAD), su impacto no es tan grande en el área de contenedores. Algunas navieras como Maersk han indicado que limitarán los servicios a puertos rusos, pero el país tiene ferrocarriles y carreteras que le permiten sacar carga por otras modalidades. La posición de las navieras están respaldadas por las altas ganancias que han derivado en los últimos dos años.

Las exportaciones de granos y los embargos comerciales van a tener impacto en segmento de los buques graneleros, que tendrán que reorganizar sus fuentes para abastecer al mercado europeo. El tema alimentario se complica también debido a que las exportaciones de fertilizantes de Ucrania, un proveedor significativo, tendrán que ser reemplazadas por otras fuentes más caras. Cabe mencionar que hoy día, no hay fuente que pueda compensar los volúmenes de producción de granos ni de fertilizantes perdidos de la región Ucrania Rusia.

El impacto negativo sobre el comercio energético ruso, impulsarán las exportaciones de gas natural licuado y de petróleo y derivados EE.UU. hacia Europa, especialmente aquellos que están en el mercado spot. Esto pondrá presión en ese segmento sobre aquellas exportaciones hacia Asia-lo que podrá afectar a los tránsitos por el Canal de Panamá. (El mercado ruso no es muy relevante para el Canal).

Un papel importante estará jugando la Ruta de la Seda China. Esta iniciativa le permitirá a Rusia impulsar su comercio con China y Europa a través de los ferrocarriles y los camiones. La falta de monitorización impedirá una evaluación de ese comercio.

Para Panamá, la guerra es importante ya que la misma aumentará directamente los costos energéticos e indirectamente a la producción agrícola local, lo cual, aunado a los altos fletes marítimos y el uso del dólar, afectará la competitividad del país. El impacto también verá en alzas en los alimentos y licores (como cerveza) por escasez de granos y en jabones y detergentes que tienen insumos petroquímicos. Panamá debe trabajar coordinadamente para impulsar políticas que usen su ventaja competitiva (logística) para tratar de mitigar el impacto de los precios.

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