Por: Jaime Flores Cedeño Prof. de Filosofía e Historia- Abogado
Con el auge expandido de las redes sociales nos podemos acercar al pensamiento político del panameño por medio de sus comentarios y análisis, en este caso me referiré a dos corrientes: patriotas vs. gringueros.
Inicio por la segunda de estas posturas que tuvo su origen desde la época en que existía la Zona del Canal con todo su componente armado. Algunos compatriotas comenzaron a ver a los gringos como gente superior por su fisonomía y modo de vida, lo que creó un complejo de inferioridad (mente colonizada) que se ha mantenido hasta el presente, en gente de diversas capas sociales que carecen de profundidad ideológica.
El gringuero de por sí rechaza el patriotismo, lo siente ofensivo a su dignidad, considera que las posturas patrióticas son propias de regímenes marxistas, o bien, de gente que quiere hacerle daño a la “democracia estadounidense”. El gringuero jamás apoyará las justas causas por la soberanía del país y menos aceptará ayuda del exterior que no sea de los Estados Unidos.
Al respecto, hemos visto muchos ejemplos en nuestro país a raíz de eventos que tuvieron impacto nacional e internacional, como el 9 de enero de 1964, donde estos grupos de traidores salieron diciendo que los muertos eran delincuentes y que la fuerza militar de los Estados Unidos actuó en defensa propia. Las mismas posiciones se replicaron el 20 de diciembre de 1989, cuando se tomaron las calles para aplaudir a los soldados invasores y desde posiciones de gobierno se dedicaron a reprimir a todos los que combatieron la cobarde incursión armada que violó la Carta de Derechos Humanos de la ONU y los Convenios de Ginebra.
Estos gringueros son los mismos que hacen estallar las redes sociales en rechazo a la asistencia médica cubana y prefieren ver las morgues llenas antes de pedirle apoyo a un gobierno que por décadas se ha enfrentado a la política de bloqueo, asfixia y de terror que aplica el Pentágono sobre la isla de Cuba que es un ejemplo de dignidad en América Latina. Ni hablar al respecto con la posibilidad de que el gobierno pueda requerir la vacuna Sputnik, la cual consideran como una sustancia salida de la KGB o del Estalinismo.
Estos gringueros están por todos lados, en partidos políticos, sindicatos, gremios, medios de comunicación (agraciadamente cada vez van perdiendo terreno), los hay también aquellos que en sus años mozos fueron profundos antiimperialistas y que con el paso del tiempo se mimetizaron y defienden hasta la saciedad la política hegemónica de los Estados Unidos. Por último y no menos importante, estos antipatriotas anhelaban que los gringos no se fueran del país el 31 de diciembre de 1999, aún hoy, luchan por el retorno de bases militares estadounidense que tanto luto y dolor causaron en la historia republicana.
A este grupo se le oponen los patriotas, que defienden la dignidad nacional y reivindican las Gestas nacionales como: el Rechazo del Convenio Filós- Hines, las siembras de banderas en 1958/59, el 9 de enero de 1964, rinden honor a los caídos en la invasión de 1989, y celebran cada año la expulsión de las bases militares estadounidenses y el control de la vía marítima en cumplimiento de los Tratados Torrijos- Carter.
Los patriotas conocen la evolución histórica que ha tenido el país desde los tiempos de la colonia española y toda su estela de opresión y esclavitud que produjo en contra de indígenas y personas de la etnia negra. Saben el significado y las consecuencias de ser una Nación colonizada por un poderío extranjero y están dispuestos a enfrentar cualquier forma de dominación neocolonial. Los identifica su vocación solidaria Latinoamericana y se oponen a cualquier forma de dictadura sanguinaria como la que se vivió con Pinochet (ídolo de los gringueros), Somoza, Trujillo, Castillo Armas, Videla, Stroessner y otros sátrapas que llegaron al poder con el apoyo de la CIA y los estamentos de seguridad del imperialismo USA.
Estos patriotas no dudaron tomar las armas durante la invasión para defender a la Patria que estaba siendo agredida, y no como dicen los gringueros, para respaldar a un hombre, ni un estamento, sino en defensa de la integridad nacional que era bombardeada por la potencia armada más poderosa del mundo. Mientras se daban los combates catalogados el 23 de diciembre por el propio Maxwell Thurman, como: “una verdadera guerra” (ver libro Tiempos de Agonía), la triada de Endara, Ford y Calderón, tomaban posesión en una base militar de los USA y sectores vendepatrias brindaban por la salud de las tropas invasoras.
El mundo actual que vivimos trazado por una pandemia cuyas consecuencias políticas, sicológicas, económicas y sociales, aún están por avizorar, requiere de ciudadanos y dirigentes con posturas patrióticas, que desde posiciones de gobierno o cívicas, defiendan los intereses de la Patria, sin inclinar la cabeza ante imperio alguno. Situarse en esta coyuntura del lado de los intereses macroeconómicos propios de la globalización que han llenado los 5 continentes de miseria y desigualdad, es estar del lado de la opresión y de los perdedores.
El mundo actual es de los dirigentes que saben enfrentarse a las presiones imperiales y que por encima de las amenazas saben encausar a sus pueblos por el camino de la dignidad, la independencia y el patriotismo histórico que ha configurado esta Nación.
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