El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M. Abogado Y Cientista Político.
La crisis durante la pandemia, recesión e inflación, limitan el consumo. Las recaudaciones, por ende, se contraen y los gobiernos tendrán dificultades para agenciar soluciones de bienestar social.
Las economías dolarizadas como la nuestra, afectadas por la pérdida de poder adquisitivo. Algunas estimaciones apuntan en los próximos tres años, una inflación que pudiera promediar 2.5 a 3.0. Es decir, la vida tenderá a un encarecimiento.
El FMI y el Banco Mundial, conscientes de lo anterior, vienen planteando reformas tributarias progresivas. Los ajustes por los lados del consumo, señalan que gatilla la mejoría de las recaudaciones internas y menos para honrar pago de deudas.
En consecuencia, recomiendan atacar la evasión y tributación progresiva a los grupos de poder económico. Es decir, el estado necesita ingresos para abordar situaciones de agenda interna y a su vez, cumplir con sus compromisos derivados de deudas. Lo anterior no significa que gobiernos intenten políticas draconianas de golpear o asumir políticas de mayor estrangulamiento de los trabajadores y sectores medios de la sociedad.
Se nos viene un sunami encima. Cierto las motivaciones del FMI Y el Banco mundial, no son las mismas del pueblo, lo de una reforma tributaria progresiva hoy es una necesidad. Es una condición para en el caso de las mayorías nacionales, recepcionar ingresos, para política de mediatizar la desigualdad social (coeficiente de gini).
Tómese lo señalado como una advertencia; caminamos hacia escenarios difíciles y complicados. En lo que parece una posición de estos organismos, los ajustes estructurales a la vieja ultranza, no resuelven problemas de déficits de ingresos del estado y ha llegado la hora, que esa estructura de poder económico cargue con tal problema. Se trata de discursos que lo tomo con cautela. Lo que, si es cierto, que está llegando la hora de que esos sectores que acumulan salvajemente, aporten para una política de transferencia de recursos para los sectores más vulnerable de la sociedad y el desarrollo, so pena de la inviabilidad dramática de la convivencia social. Continuará.
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