La soberbia y su fruto.|

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

En La semana que acaba de concluir, uno de los escándalos que ha aparecido en los distintos medios es, sin duda, el apoyo económico que la dirección del IFARHU ha brindado a funcionarios con altos salarios para que estudien en medio de la pandemia, en una universidad privada, mientras que millares de panameños tienen que acomodarse a sobrevivir con una lánguida bolsa de comida o el bono solidario en otros casos.

El tema más grave es que, en el listado de los beneficiados, aparecen dos funcionarios de ANTAI que, es la institución llamada a investigar inicialmente estos hechos, por lo cual queda automáticamente impedida de investigar a nadie, por cuanto no puede investigarse a sí misma.

Que un funcionario que gana 7 mil balboas mensuales, además de otros grandes privilegios, a costa de los contribuyentes, se le dé adicional, un apoyo económico para que estudie, no es posible concebirlo ni entenderlo en un instante como el que vivimos, a menos que, tengamos como bueno el que nos olvidemos de las grandes carencias por las que atraviesa la inmensa mayoría de la sociedad panameña, los cuales muchos ahora trabajan solo por medio salario o están desempleados y los productos de salud como medicamentos y enseres en general, se han disparado sus precios.

La indolencia y la insensibilidad no pueden permitirse en estos tiempos. Estos antivalores, como la deshonestidad, crecen cuando la soberbia toma espacio y lugar. Decir que todo se ha hecho porque no es ilegal, es desconocer deliberadamente, el elemental catálogo de los valores morales y de los principios éticos, que la sociedad panameña debe abrevar perennemente, para poder fortalecer los valores democráticos de nuestra nación que dignifique a todos. Hacer lo que se ha hecho y sacar el discurso de la solidaridad y del respeto, es simplemente una broma y de muy mal gusto.

El capitán del barco, debe tomar control, de otro modo lo llevaría a la deriva y camino a encallar. Escuchamos amenazas sobre dar un golpe de timón y todo queda en una morisqueta. Solo los que están alejados del círculo de poder, son investigados y separados. Estos son actos muy graves e imperdonables. Son el resultado de mentes entenebrecidas e insensibles. Esperamos consecuencias, sino es mejor no hablar.

¡Así de sencilla es la cosa!