Se desempeñó como jefe de varias zonas militares del país, Director del Tránsito y miembro del Consejo Estratégico Militar en 1989.
Cumplió con la sociedad la pena que los tribunales de justicia le impusieron.
Desde hace más de 20 años dirigía una Iglesia Cristiana Evangélica a la que asisten varios cientos de feligreses, y desde entonces le sirvió enteramente a Jesucristo.
Hoy, lejos de la tristeza, hay fiesta en su alma y en la nuestra también, porque se encuentra con su Creador, por lo cual nosotros celebramos también su vida. Sabiendo que la Gracia de Dios persigue a quienes se arrepienten y producen frutos de arrepentimiento.
Que nuestro Señor Jesucristo le reciba a quien entregó su vida al servicio del Rey de Reyes y Señor de Señores.