El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Como si fuera una película de terror del director de cine inglés, Alfred Joseph Hitchcock, en la CSS, en forma sospechosa e inquietante, en las ultimas horas, se han dado incidentes muy serios en las salas de maternidad de Colón, en las salas de cirugías del complejo hospitalario metropolitano y en la policlínica J.J. Vallarino de Juan Díaz.
En Colón, una asegurada, estaba recluida para dar a luz, desde el 17 de enero pasado, es decir, hace una semana exacta, a pesar de los exámenes y de que la paciente estaba en término de parto y de que requería cesárea, le retuvieron el proceso, hasta el día de ayer, cuando le practicaron finalmente la cesárea, debido a los graves malestares que presentaba, con el grave resultado; del producto muerto y la madre se bate entre la vida y la muerte, en la sala de cuidados intensivos del nosocomio colonense, en lo que claramente configura una situación de negligencia médica inexcusable.
Por su parte, en el complejo metropolitano se dió otro hecho inusitado y dramático. Un paciente de más de 90 años, concurre a la CSS para ser atendido por un tumor en la vejiga, por lo cual orinaba sangre y con la circunstancia que, contaba con solo 4 de hemoglobina, lo cual requería un procedimiento urológico urgente para extraerle el tumor y parar el sangrado.
Cuando se practica una cirugía, las enfermeras y los técnicos preparan al paciente y verifican la identidad del paciente y el caso clínico específico por la cual se le practica determinada cirugía. Después entran en escena el responsable de dormir al paciente, el anestesiólogo, quien después de un estudio profundo del paciente, administra la sedación que requiere la intervención. La sedación profunda (anestesia bajo cuidados monitoreados) le permite al paciente respirar sin la ayuda de un respirador artificial). Luego, entonces entra el equipo de cirujanos, enfermeros, tecnólogos médicos, instrumentistas y demás, pero siempre existe un procedimiento claro para no confundirse de paciente. No obstante, parece que, en la sala de cirugía de la CSS, todos tomaron una poción extraña que, los llevó a confundir al paciente y al que tenía un procedimiento urológico terminaron descaderándolo e implantándole una extraña estructura ortopédica de acero, no requerida, dentro del hueso, en medio de una grave situación de pérdida de hemoglobina, que no obstante no trataron y aún está en serias condiciones, a pesar de que tenía el problema urológico, caminaba por sus pies. Ahora, todavía sin resolver su problema de pérdida de sangre por el tumor vesigal, debe entrar en un proceso largo de recuperación ortopédica.
En el caso de la JJ Vallarino, estamos recabando la información precisa de tres casos, también graves, y que la opinión pública debe conocer.
No es la primera vez que estos casos ocurren, pero en esta ocasión es como una cascada de hechos en diferentes centros de cuidados de salud de la CSS pareciera con aviesos propósitos de privatizar los servicios médicos.
Todo esto ocurre a la vista del Director General y no se conoce que por tanta negligencia y falta de control y administración adecuada, el Director General Enrique Lau Cortéz, haya presentado un explicación razonable, o lo que corresponde a una persona con honor, su irrevocable renuncia.
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