Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Tráfico de influencia y sobrecostos en el tema de los medicamentos, al igual que corrupción, mora y evasión, han concurrido para agravar lo que hoy se tiene como una crisis aguda de la primera institución de seguridad nacional.
Y qué decir de gobiernos que precedieron al actual, sabían de la situación crítica de la Caja de Seguro Social y «pasaron agachados»; terror en abordar el problema. Jugaron a que fuera el gobierno que le sucediera, quien enfrentará el problema. La Caja de Seguro Social, para esos gobiernos, fue bandera de campaña electoral. Demagogia pura.
Lo señalado no es un invento; hace pocos días la OIT le envió al director de la Caja de Seguro Social, un informe (previo análisis) de las incongruencias y déficits, información sesgada e incompleta con que se trabajó la situación actuarial de la Caja de Seguro Social. Lo grave de esto, que el diálogo en curso, afectado por un grave problema de legitimidad, lo tome como referencia.
Este informe de la OIT, pone el pie sobre el acelerador y compromete al gobierno, a ser más proactivo en lo que concierne a las soluciones que habrá que dar a este complejo problema de la Caja de Seguro Social. Reitero, el tiempo corre y la situación corre el riesgo de tornarse huracanada.
La realidad, tal como se viene dando el diálogo, parece dar la razón a los trabajadores, en lo que se refiere al tripartismo, como el escenario adecuado para allanar el camino para superar la crisis de la Caja de Seguro Social y en particular, la situación del IVM.
Mucho cuidado con el diletantismo. Hay que actuar, de lo contrario se nos viene un alud encima.
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