El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Eduardo A: Reyes Vargas
En definitiva las neurociencias en algunas situaciones se han prestado más allá de hacer lo mejor por la humanidad a manipular a la sociedad.
En una sociedad preñada de problemas que debe abochornarnos como la guerra, el hambre, la desigualdad, las inequidades, la corrupción y la impunidad para mencionar algunas, hoy día nuevamente la cinematografía dirige sus dardos a las mentes de millones de ciudadanos para conducirlos a pagar millones de dólares y visualizar una nueva oleada de la famosa muñeca Barbie y su histórico acompañante.
Es un nuevo contraataque de distracción y fábulas para sembrar en el olvido los verdaderos problemas de la sociedad mundial a la que también pertenece este nuestro singular país.
Paralelo a ello, se estrena una película que describe la explotación sobre la niñez.
Pero lo paradójico hasta ahora es que la muñequita blanca y rubia que es un símbolo de otro sueño más de fantasía y control mental, supera en asistencia a la otra que desgarra la crudeza de nuestra enferma sociedad.
En una variable de lo que podemos llamar chantaje emocional que es parte de esa ola que desea hundir cada vez más a la sociedad en el predominio de nuevos y relativos valores.
Imponernos colores en nuestras vestimentas es un nuevo caballo de Troya que en lo profundo busca otros fines.
En lo personal no iré a ver ninguno de esos filmes pues uno es un nuevo intento de distracción y manipulación y el otro, es un ya conocido tema de lo que el crimen organizado realiza en la explotación de niños, niñas y
adultos.
Millones de personas cada día niños, niñas y adultos son víctimas de este duro flagelo y nueva esclavitud.
Lo vemos en Panamá
Solo he visto algunos comentarios sobre estos dos filmes sustentados mayoritariamente, en los propósitos de la mercadotecnia.
Es llover sobre mojado.
Respetamos a la industria cinematográfica cuyos contenidos tienen como fín elevar valores ético, y de solidaridad y no para enterrarla cada día más.
Ojalá los pueblos mejoren su juicio critico
