Por: José Dídimo Escobar Samaniego
El ministro de Economía y Finanzas ha advertido reiteradamente al país, la condición bermeja de nuestras finanzas públicas. Situación similar ocurre con la CSS, a pesar del anuncio del gobierno como para vender el futuro contrato leonino con Minera Panamá, pero nada se sabe sobre los nuevos contratos, ni la extensión de las concesiones ferroviarias, la rebaja de la planilla estatal y la supresión de privilegios incosteables en las actuales circunstancias. Tampoco se condena a los autores del latrocinio más grande que conoce nuestra historia. La pobreza arropa a más de millón y medio de panameños y amenaza con aumentar dramáticamente y hay los que hoy advierten de una hambruna que se acerca.
El desbordamiento es inevitable y la amenaza del arrasamiento de los muros de contención, extremadamente débiles en este momento, presagian un desenlace que urgiría a la conformación de una Unidad Nacional que pueda por lo menos contener las consecuencias más funestas que vienen con bríos insospechados.
No es mi costumbre, ni quiero ser agorero, pero debo ser responsable al advertir lo que nos espera, si no somos capaces de producir algún muro de contención que impida que esta crisis no termine por destruir lo que maltrechamente aún tenemos como Estado moribundo.
Debemos todos, rediscutir tres cosas fundamentales en la que ponernos de acuerdo básicamente y con urgencia.
1.- Somos conscientes de que estamos golpeados mortalmente en las estructuras nacionales y los muros de seguridad están en estado ruinoso y destrozados?
2.- Estamos dispuestos a reconfigurar al Estado y replantear el rediseño económico que le permita la oportunidad de realizar sus sueños a todos y no sólo a unos cuantos?
3.- Si ello es así, ¿estamos dispuestos a viabilizar, al margen de la pretensión de grupos o partidos, una unidad nacional que pueda poner a salvo la existencia del Estado, ante el golpe mortal que hemos recibido y que aumentará, si no lo contenemos, las funestas consecuencias casi de forma inmediata?
El plan surgido de esta dramática Unidad Nacional, debe incorporar a todos los sectores nacionales excepto a aquellos que han participado de los tropeles y acciones de corrupción y latrocinio que han precipitado la actual angustiosa y penosa condición en que el Estado languidece y agoniza.
Estamos conscientes que, lo que está en peligro, no es sólo el aparato del Estado, es la misma sociedad que, al no ver salida alguna, explotará ciegamente, como está ocurriendo ahora mismo en Colón, tratando de encontrar entre la oscuridad, una salida, que si hubiera habido una conducta diligente del gobierno, hoy no estaríamos ante la presencia de estos graves hechos, por lo que, quienes tenemos alguna responsabilidad política tenemos el deber patriótico de prender la luz y desprendidamente encontrar una salida sensata y sabia que, ponga a salvo y preserve lo fundamental que hoy está en grave peligro.
Que Dios en su infinita bondad, tenga misericordia de cada uno de nosotros los panameños, y le pedimos sabiduría para salir del hueco en que hemos caído por causa de nuestros propios y necios pasos, y de los cuales, no podremos salir sin su auxilio.
¡Así de sencilla es la cosa!
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