APROXIMACION AL CARACTER POLITICO DEL PROBLEMA NACIONAL

El diálogo y el pacto que el País necesita no es el camino para llevarnos al cielo, pero es la salida sensata que nos evitaría descender al infierno

Lic. Victor Collado S.

Ensayar lo que sugiere el título de esta Opinión Dominical no es fácil porque es un acercamiento al tema. Se añade el reducido espacio dentro del cual hay que maximizar las síntesis con el cuidado de no caer en imprecisiones o yerros con respecto a evidencias objetivas que no pueden obviarse solo para hacer aceptable o agradable la argumentación.
Una descripción abreviada de la situación nacional indica que estamos en un nivel de incertidumbre y falta de rumbo de hacia donde debemos dirigimos. Estas carencias, a su vez, han generado: la desunión o las desuniones, un retraso o falta en la fijación de metas, y una recurrente tendencia de recurrir a las improvisaciones o exagerar las coyunturas, concediendo prioridad a las banalidades.
Establecido ese contexto el Ejecutivo ejecutó, con relativo éxito, la arremetida contra el movimiento sindical en general, que empezó con la desarticulación del Suntracs y la judicialización de su dirigencia, y con Sitraibana. Neutralizada la corriente sindical en la construcción, se debilitó, al unísono, la expresión sindical reunida en el CONATO paralizando su funcionamiento con la retención ilegal de los fondos del 5% a sus Centrales miembros, que ha conducido a una inocultable insolvencia económica en las principales Centrales que, por ahora, ha resultado infranqueable y trajo, como beneficio colateral, secuelas de inestabilidad a lo interno de esa organización consultiva.
En este renglón falta que las organizaciones sociales, asuman la tarea de cortar el cordón umbilical con el Presupuesto Nacional a cuenta de buscar alternativas que fortalezcan la autonomía de sus estructuras y se provea lo necesario para funcionar sin depender de una disposición legal o de resoluciones oficiales.
Al gobierno, contando con las circunstancias anotadas, le quedaría por superar la paralización de docentes en el sector público. En este escenario el sr. Mulino se ha empeñado a fondo de no cancelar los salarios dejados de percibir buscando, entre una serie de posibilidades, provocar un disrupción radical para colocar a los organizaciones de docentes en parejo o similar a lo ocurrido en el sindicalismo del sector privado; provocar gestiones a lo interno de las asociaciones para exigir rendición de cuentas y cambios en su dirigencia, y/o dividirlos de tal manera que una recuperación, que va a ser a largo plazo, represente tanto o igual a un empezar de cero.
Con mira a los pasos que siguen en el plan mulinista de reducir al máximo la presencia y beligerancia de sectores contestarios, el Ejecutivo debe estar acariciando la idea que tiene el camino pavimentado y señalizado para impulsar el asunto de la mina, en lo inmediato, y lo del reservorio de Río Indio en un plazo subsiguiente.
Y asumiendo la realidad de aquellas «medallas», luciéndolas en el pecho, tendería a pensar que tiene la imagen y la fuerza requerible para seguir bregando con las listas de colores a nivel internacional ya que les urgen para el sostén y la credibilidad de la gestión ejecutiva en el resto del período de su mandato. Para esa necesidad, el argumento oficial se sumaría el apoyo irrestricto del sector empresarial, del que el Gobierno ha confesado ser su representante y con el que cogobierna abiertamente; el hambre canina de la partidocracia, hoy goloseando en secreto las reglas electorales para meterle diente y muela al poder político a partir del 29, y el latente espaldarazo de Trump, frente al cual el Ejecutivo no dudaría en solicitarle recompensas dadas las pruebas de sus reverencias públicas como notorias.
Con estos elementos en consideración, sin duda que el gobierno persistirá en su prepotencia en la adopción y ejecución de sus decisiones.
Mientras tanto es relativamente fácil percatarse que el curso normal de las operaciones en la sociedad son, generalmente, nominales en el fondo y ficticias por sus proyecciones mediáticas.
Y lo dicho se entiende así porque los problemas sociales y sus soluciones no están entre las prioridades del gobierno pese a la urgencia que se demanda. El desempleo, la desigualdad, la corrupción, la evasión en el pago de impuestos, la ineficiencia de la administración, la informalidad laboral, la inseguridad ciudadana, las frustraciones en el sistema de justicia, estos y otros más son hijos privilegiados de un organigrama institucional que ha probado ser sobradamente inoperante y desfasado. Y los gestos que se hacen para modernizarla no es sino, para ajustarlo a los propósitos del afianzamiento y proyección del sector privado, nacional como el internacional.
La errónea posición autárquica de Mulino conduce a una crispación social con cadenas de conflictos inevitables que harán inviables proyectos de crecimiento y/o desarrollo sostenibles.
El diálogo y el pacto que el País necesita no es el camino para llevarnos al cielo, pero es la salida sensata que nos evitaría descender al infierno, como bien dijo el ex Secretario General de la ONU Dag Hammarskjold en su momento.