Anfictionismo o genuflexión?.|

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

Ayer tarde, llegó a Panamá, el español Josep Borrell, representante de la Unión Europea, quien procedente de Chile tiene previsto reunirse con la bisoña canciller nuestra, con el presidente de la república y reunirse mañana martes con los ministros de Exteriores de Centroamérica y el Caribe para tratar sobre el impacto de la guerra de Ucrania, guerra que pudieron evitar por lo que terminó provocada por ellos mismos y que ahora nos toca a nosotros pagar los platos rotos.

La genuflexa

Mañana martes, Borrell se reunirá con los ministros de Exteriores de Centroamérica y el Caribe para «analizar el impacto local de la guerra en Ucrania con miras a formular una propuesta de mitigación conjunta», indicó la Cancillería de Panamá, “promotora” de la cita, según la agencia de noticias española EFE, olvidando y desconociendo, la que ejerce nuestras relaciones exteriores que, la comunidad europea es el organismo político de la OCDE quien es la sucesora de la Organización Europea para la Cooperación Económica(OECE), resultado del Plan Marshall y de la Conferencia de los Dieciséis (Conferencia de Cooperación Económica Europea), que existió entre 1948 y 1960 y que fue liderada por el francés Robert Marjolin. Su objetivo era el establecimiento de una organización permanente encargada, en primer lugar, de garantizar la puesta en marcha de un programa de recuperación conjunta (el Plan Marshall) y, en particular, de supervisar la distribución de la ayuda, después de la Segunda Guerra Mundial en donde nos enfrentamos  a los Nazis fascistas, pero que, ahora incomprensiblemente, esa misma organización respalda en Ucrania.

La organización nació cuando veinte países, tanto de América del Norte como de Europa, se adhirieron a la «Convención de la OCDE» llevada a cabo en París el 14 de diciembre de 1960.

Actualmente, la OCDE se ha constituido en uno de los foros mundiales más influyentes, en el que se analizan y se establecen orientaciones sobre temas de relevancia internacional como economía, educación y medio ambiente, pero también imponen en razón de sus intereses medidas contra otros países.

Los países miembros se comprometen a aplicar los principios de liberalización, no discriminación, trato nacional y trato equivalente, y es precisamente esa organización, la que representa Borrell, la que es responsable de todas las campañas de desprestigio injustificadamente contra Panamá, como Panamá Papers, y todos los ataques infundados a nuestro Centro Financiero Internacional a través de la interposición de listas negras, grises y desteñidas, por lo que, no se puede entender como inteligente que, la señora Mouynes se haya convertido en la anfitriona, para reunir a 18 cancilleres de la región caribeña y centroamericana con el jefe de la diplomacia europea, quien es precisamente nuestro verdugo.

El Verdugo

Siempre entendimos que, en el marco de las relaciones internacionales, tiene vigencia el principio de la reciprocidad, por lo que es difícil comprender que la cancillería panameña, no sólo se conforme con servir de co-anfitrión a una reciente reunión que mantuvo en el patio, con el mismo propósito, el Secretario de Estado de EE.UU. Blinken, sino que, ahora, haga lo mismo con el señor Borrell, y que nuestro interés nacional quede relegado, porque le servimos genuflexamente a nuestros verdugos.

Que distante estamos de aquel brillo en nuestra política internacional, cuando la dignidad y el interés nacional eran el ejercicio cotidiano de nuestras relaciones exteriores dirigidas por ciudadanos panameños y patriotas.

¡Así de sencilla es la cosa!

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