
Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
Ningún gobierno, sea durante la era militar o la posterior, había desatado una campaña tan agresiva contra los sindicatos y la mayor parte de sus centrales obreras, como el actual.
Nada importó que tales despropósitos violaran la constitución, la ley laboral y varios convenios internacionales de la OIT.
Las acciones del gobierno de turno contra los sindicatos, cargadas de un odio visceral, han estado dirigidas, sino a liquidar, a mediatizar todo lo pertinente a la dinámica sindical y sus organizaciones, no ha tenido el éxito esperado.
La resistencia ha sido la nota y con éxito, el movimiento sindical, ha logrado la solidaridad mundial, contra ese sunami antisindical del régimen y el poder económico criollo.
Tanto en la OIT y otros escenarios internacionales, como los que aglutinan el sindicalismo mundial, han repudiado y condenado esos rampantes ataques al sindicalismo nacional.
Recién en República Dominicana, en el Congreso Regional de la OIT, quedó en evidencia la condición de Panamá como país violador de la libertad y el derecho sindical.
Como jurista y abogado de organizaciones de trabajadores, puedo dar testimonio de la posición del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, de auspiciar medidas y acciones contra los sindicatos, medidas estas que van, desde menoscabar el derecho a la negociación colectiva, previo darle larga a los pliegos de peticiones, inventando requisitos que no están en la ley. Además de elevar y promover el sindicalismo de paja, que son los únicos «bien mirados» por el MITRADEL.
También arbitraria y negativamente, los recursos para educación sindical han sido distribuidos con criterios políticos y fuera de la ley.
Todo lo anterior indica que la finalidad de hacer daño al movimiento sindical independiente y de lucha, sigue su curso.
Basta una lectura por encima del proyecto de ley de carrera administrativa, que reforma la ley vigente; es un dechado de incongruencias y contradicciones calculadas, pero con el único fin de erosionar el derecho sindical y la negociación sindical. (ver análisis del Dr. Víctor Collado sobre el tema, domingo 5 de octubre).
Con todo lo señalado, resulta obvio que, el gobierno de Panamá, no cumple con los elementos y políticas para la existencia de la libertad sindical. 1. No existe el diálogo tripartito, 2. La negociación colectiva venida a menos y 3. incumplimiento de los convenios 87 y 98 de la OIT.
Valga la pena, para denunciar cómo, cada vez más, el concepto del salario mínimo, la jornada máxima de ocho horas, el pago de las horas extras, vienen siendo objeto de una perversa violación por parte de los empleadores.
El alto desempleo y la informalidad lo instrumentan para la contratación laboral atípica, huérfana de protección laboral. Un MITRADEL que mira para otro lado y apuntala este tipo de desregulaciones de hecho en el ámbito de la relación de trabajo.
Como bien lo señaló un dirigente de la OIT: LA DEMOCRACIA NO PUEDE PRESCINDIR DE LOS SINDICATOS.
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El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.