
Por Alejandro Román Sánchez
1.EVOLUCIÓN. La humanidad ha alcanzado niveles de evolución social, religiosa, política, económica y tecnológica después de lidiar con innumerables conflictos, huelgas, guerras, invasiones, colonialismo, sojuzgamiento y emprendimientos.
Confrontaciones y conflictos que, por un lado, no han estado exentos de derramamiento de sangre, pérdida de vidas, lisiados y encarcelamientos. Que han traído dolor, amargura, luto, odio y sed de venganza.
Confrontaciones y sacrificios que, por otro el lado, también han dado grandes satisfacciones, triunfos y alegrías al conquistar y universalizar libertades y derechos fundamentales, y al alcanzar avances tecnológicos que facilitan el diario vivir.
Derechos humanos sin los cuales no es posible concebir la sociedad actual y garantizar el desarrollo y el crecimiento sostenible, la paz mundial, la convivencia social y el sistema democrático.
2.DERECHOS HUMANOS. Las constituciones y legislaciones nacionales, así como los organismos y las convenciones internacionales, recogen los derechos humanos sin los cuales no es concebible la sociedad de hoy.
Reconocen el derecho y el deber de toda persona o grupo de hacerlos valer en tiempos de paz y en tiempo de conflictos, ante cualquier intento de negación, violación o persecución.
Al mismo tiempo, les imponen a los Estados y a sus gobernantes la obligación de asegurar la tutela eficaz y el ejercicio efectivo de los mismos. No es una obligación más y discrecional, cuyo fiel cumplimiento no está al arbitrio del gobernante, ni a su carácter, personalidad, ideología o compromisos con sectores dominantes.
3.NACIONALIDAD Y CIUDADANÍA. Son elementos esenciales para el ejercicio del derecho de elegir y ser elegido a los cargos de elección popular, obligados a servir y representar a su mandante: El Pueblo.
El derecho a elegir y ser elegido, junto a las libertades de tránsito, de pensamiento y expresión, de religión y de la libre asociación para formar partidos políticos, agrupaciones sindicales, gremiales y demás, son fundamentales para que el sistema democrático funcione y se fortalezca.
Sin esas libertades y los demás derechos humanos conquistados a base de grandes sacrificios, no es posible estructurar y hacer funcionar a una sociedad en el siglo XXI, basada, en medio de la diversidad y pluralidad, en la condición humana, la justicia, la equidad, el respeto mutuo y el amor hacia el prójimo.
Todos necesarios para la paz mundial y la convivencia económica, política y social.
La nacionalidad y la ciudadanía, como los derechos humanos, no dependen de la posición económica, social y política de sus titulares. Tampoco dependen de la posición socioeconómica y política de los gobernantes, de su personalidad y de los compromisos que tenga con sectores dominantes de la población.
La nacionalidad y la ciudadanía, como los derechos humanos, no se respetan o se pierden, restringen o persiguen por la posición ideológica, por muy minoría que sean. Menos aún, por ser opuesta a l os gobernantes de turno.
4.JUSTIFICACIÓN DE LO INJUSTIFICABLE. Cuando los gobernantes y grupo expresan que los connacionales con posiciones distintas a ellos deben irse a vivir a otro país, donde prevalece la ideología que sostienen, o cuando son intolerantes a grupos étnios diferentes, no solo están justificando, a lo interno, la persecución, el asilo, el destierro, el encarcelamiento y los asesinatos politicos de los que difieren de sus concepciones y de los que aparentan ser distintos.
También están justificando, a lo externo, las mismas medidas en contra de los simpatizantes de su posición ideológica y de los que le son parecidos en otras naciones, por diferir con los gobernantes de turno y parte de la población de esos países.
Es fácil adivinar el resultado de semejante conducta. Guerras, confrontaciones, atrocidades, rencor y genocidio por parecer y pensar diferente. Nada bueno para la humanidad.
El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.