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La dictadura del empresariado y las diferencias entre una cruzada civilista y una resistencia popular democrática.

Por: Enrique Avilés

 

Poco se habla del empresariado estableciendo una dictadura en América latina y la razón no es que los mismos no hayan participado en la realización de las mismas de manera conspicua con las cúpulas militares, sino, que en la actualidad, estar de parte de esa temática te condena al ostracismo editorial y mediático. Esa misma carencia de estudios sobre el enfoque, no es para nada casual y cándida, lleva toda la intención de hacer ver de manera distorsionada que la promoción de la lucha de clases es propia del manifestante popular o de los gremios y sindicatos. Hoy Panamá asiste a escenas muy claras que evidencian, no del establecimiento de una autocracia, porque el ejecutivo no ha tenido una fase carismática que lo realizara ni medianamente de líder, digamos que es más un exabrupto de las circunstancias que un líder, sino a una dictadura empresarial oligárquica, muy de cinco gatos con intereses sectarios que no tienen la más mínima intención de consenso para con políticas públicas que con toda desfachatez pretenden imponer a  su favor.

Inevitablemente a los que nos tocó nacer de un modelo autoritario y padecer de una dictadura militar los recuerdos o flashbacks son tan dolorosos, pero nos toca amargamente hacer diferenciación entre dictadura militar y dictadura cívico-empresarial. La dictadura de Noriega no tenía, por más que intentará mostrarse así una base de apoyo social y su brazo de apoyo político era fraudulento y con títeres a favor de las fuerzas de defensa, de donde realmente emanaba el poder. Las dictaduras cívico-empresariales se instauran utilizando la democracia con la singularidad de que en nombre de la misma  aplica una  multidiversidad de opciones ante un torneo electoral,  eso no fortalece la democracia, dando un resultado contrario, o sea la debilita. Así, hoy tenemos  un presidente que logra el solio con un 34% de los votos, sin un apoyo social popular representativo y contando descaradamente con el apoyo que menciono en su campaña, o sea el empresarial. No es de extrañar que sean los organismos empresariales del país los que a capa y espada defienden la popularmente rechazada ley 462. Ese mismo empresariado en la década del 80, cuando Noriega les robó dos veces su principal mecanismo de ascenso al poder, o sea las elecciones, llamaba al pueblo para que unido saliera a protestar a manifestarse contra el dictador, pero ahora en supremo control político del estado y codicioso de imponer su interés sobre las cuentas de los asegurados no invita al pueblo a manifestarse, lo censura de una y mil maneras abogando por consensos ficticios donde te escucho pero hago lo que me da la gana, te guste o no. En los 80’s ese mismo empresario dueño de los medios comunicación era el paladín de la veracidad mostrando los atropellos del dictador contra los derechos humanos y la libertad de protesta, hoy ese mismo empresariado ordena a sus medios a sesgar la noticia, a no dar acceso a quienes piensan diferente u opinen en contra, a judicializar la noticia y condenar a todo el que no esté de acuerdo con su imposición de intereses. Noriega, se sostenía por las armas tratando de tener apoyo civil en batallones civiles y varilleros, calificando a este empresariado de sedicioso, hoy este empresariado descalifica a todo el que se le oponga tratándolo de zurdos no democráticos, maleantes, radicales, vividores y rebeldes. Todo los epítetos dan paso a lo inadmisible que es para esta dictadura civil-empresarial luchar por una mejor jubilación, al tiempo que al igual que Noriega arremete ahora no con dobermans o pitufos, sino con senafront, ucm y  senan contra el pueblo  repartiendo  plomo y cárcel para el que se les oponga. Ahora, arremete no con varilleros sino con influencers que carentes de toda racionalidad repiten hasta el cansancio sus slogans de choque como “el que no trabaja no come, desestabilizadores nos quieren convertir en Venezuela y el último me dejó boquiabierto “los estudiantes que protestan han sido secuestrados por los docentes”

No cabe duda que como bien escuché al Defensor de los universitarios de la Universidad de Panamá decir con indignación “ ni noriega se atrevió a tanto”,  tiene toda la razón, pues noriega no trató de eliminar a ningún movimiento sindical, ni pretendió desbancar gremios de educadores  botando ilegalmente a sus agremiados. Hoy Panamá da ejemplo  sui géneris a la ultraderecha de una nueva modalidad de dictadura a seguir que salvaguarda según ellos la cara democrática, mientras facilita el expolio a las mayorías, solo queda resistir como pueblo y no aceptar desmanes a nombre de esa democracia de corte dictatorial-empresarial. Viva Panamá libre de corruptos.

 

El autor es historiador.

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