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A la altura de la circunstancia histórica.

Editorial 

La situación interna e internacional

La situación que vive Panamá, es decir a lo que nos enfrentamos después de las amenazas del presidente de EE.UU., no es cosa fácil, porque a lo interno el Estado se debilitó en su institucionalidad, por causa de la corrupción que carcomió el tejido social, envileció e hizo moneda de curso corriente la sinvergüenzura, la indignidad, la falta de decoro y la indecencia. A lo externo exhibimos el abandono de una política exterior independiente que hoy podría generar la rápida y organizada solidaridad con nuestro país de parte de la comunidad internacional, porque ese aspecto fundamental de nuestra fuerza, no es espontáneo, sino resultado del esfuerzo coherente y sostenido en el tiempo, de modo que nunca debimos abandonar esa política y nos hizo mucho daño habernos vueltos genuflexos y entreguistas, y dejar en el desamparo los auténticos y sagrados intereses de la patria. Es urgente rescatar una política internacional que nos permita recabar nuevamente el respeto y la solidaridad internacional, por lo cual hay que revisar toda nuestra política internacional, así como definir en ese mismo orden las personalidades que habrían de hacer ese trabajo en cada país. No podemos estar enviando al servicio exterior a gente cuya experticia es las bebidas espirituosas.

Las medidas urgentes y necesarias

La confrontación con los Estados Unidos de Norteamérica, no se trata de un asunto que se resuelve por la vía diplomática o de un problema que se salda con cartitas, por muy buen contenido que puedan tener. Este es un problema político que no tiene parangón histórico, en donde el régimen norteamericano amenaza a Panamá, no solo con arrebatarle el Canal, siendo que somos los titulares propietarios sino, además, con desmantelar nuestro Estado nacional, ocupando nuestro territorio e imponiendo un dominio y ejercicio de una jurisdicción distinta a la de nuestro país, inaceptable desde todo punto de vista.

En estas inéditas y tan graves circunstancias, el Presidente de la república debe convocar a una gran unidad nacional de todos los sectores del país y en esa dirección debe disolver el actual ejecutivo y en su defecto construir un gobierno de unidad nacional con personas decentes y patriotas probados, porque no podemos estar en manos de blandengues ni traidores ni cobardes.

Habiendo dado estos pasos, convocar a todo el pueblo a defender cada centímetro cuadrado de la patria, convocar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a toda la comunidad internacional para denunciar la agresión que ya está en marcha.

La victoria se gana en el mundo espiritual

Los hombres y mujeres de Dios, sus líderes en el país, deben convocar a una jornada de ayuno y oración de toda la nación, clamando a Dios por su Misericordia y porque su poder omnipotente deshaga todos los planes del enemigo que quiere hacerle daño a nuestra pequeña nación.

No importa que seamos pequeños como país, lo que importa es la Fe de nuestro pueblo de modo que, podamos agradar a Nuestro Señor y entonces Él peleará por nosotros y nosotros estaremos tranquilos y la victoria será nuestra, no importa si nuestros enemigos sean gigantes o que se crean invencibles. Amén.

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El Periódico de Panamá. Revista de Análisis, Político, Económico, Social y Cultural.

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