Despreocupación ciudadana traería funestas consecuencias

 

Victoriano Rodríguez Santos

 

Amarga situación está viviendo en nuestro país. En Panamá siempre se han dado protestas y se ha respetado tanto la opinión pública, como la vida.

Esta última, la vida, ni siquiera en época de los militares tuvo tanto riesgo. Ni la gobernanza de Noriega llegó a tanta agresión a la ciudadanía como la que estamos viviendo con el gobierno de José Raúl Mulino.

Con la reciente huelga contra la Ley 462, de los educadores, organizaciones gremiales, trabajadores y que gran parte de la población al igual que los aborígenes apoyamos, hubo tal agresión física, golpes, persecución y arresto que se escucha de secuestros, desaparecidos y muertos.

Gran parte de la población, hasta cierto punto, se mantiene inerte, indiferente y hasta despreocupada, a diferencia de cuando luchamos para el cierre definitivo de la maligna Ley 406, de la mina.

La Ley 462 provocará tantos perjuicios para la ciudadanía, especialmente para los trabajadores, sus hijos, nietos y la comunidad en general, que pudiera compararse con el veneno que tira la minería a los ríos. Ese veneno que elimina peces y toda vida acuática. De esos venenos que desangran los manantiales y destruyen las montañas de mi Patria, si, de tu Patria.

Desde el gobierno han estado promoviendo o impulsando la desaparición de las organizaciones gremiales. Empezaron por el SUNTRAC, continuaron con los médicos que no se atrevieron a sumarse a las protestas, al igual que las enfermeras y posteriormente con los educadores, después llevaron al último nudo del cordón, hasta con la comunidad que protesta exigiendo agua potable. Están implementando la táctica del miedo.

Bajo la presión tanto gubernamental, como ministerial, pretenden callarlos, bajo amenazas y judicializando a algunos. Para eso utilizan a la policía de Proteger y Servir, no para crear confianza, más bien temor.

Lo que está sucediendo, pudiera llevarnos a una dictadura totalitaria y racista, como la implementada Adolfo Hitler.  Régimen gubernamental que se caracterizó por suprimir las libertades civiles, perseguir a opositores políticos y grupos minoritarios, así como la implementación de políticas racistas, empezando con nuestros aborígenes. Pretenden secuestrarnos hasta el pensamiento.

Vuelve el gobierno de Mulino y sacude las fibras de los más necesitados, los que exigen agua, como se repite ahora en Tocumen. No es el primero caso, ni será el último. Donde incluso la representante de corregimiento de Tocumen Arielis Barria, fue agredida, si golpeada y sufrió fractura en la mano. Si fue con ella que es una autoridad en el corregimiento: ¿qué esperamos el resto de los mortales?

Tenemos la obligación de organizarnos, al igual que lo hicimos contra la mina. Este país no puede llegar a ser una monarquía, tiranía o fascismo. La policía tiene que entender que ese no es su papel. Su verdadero sentido de Patria los lleva a Proteger y servir a la población en general, no agredirla. La familia de los policías juega un gran papel en el futuro actuar de ellos. Dios te salve Panamá.

Economista, educador máster en Recursos Humanos.

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