Por: Eduardo A. Reyes Vargas
Nuestras misiones diplomáticas entendiendo como tal nuestros embajadores, cónsules y resto de personal de apoyo, generan sin duda alguna gastos al erario público
Son una necesidad para las mejores relaciones con los países donde nuestro Panamá mantiene estas sedes.
Lo que observo es que su labor pasa en la mayoría de los casos inadvertida creando preocupación a los ciudadanos que aportan sus impuestos.
Es posible que los consulados generen algunos ingresos y den un servicio cotidiano.
Sin embargo es poco lo que apreciamos como producto de su gestión integral.
Panamá, país pequeño y de recursos escasos en general debe ponderar las tareas y productos de estas embajadas , consulados y racionalizar el uso de ellas.
Es decir si se llega a la conclusión que generan más gastos frente a posibles ingresos, integrar una o tres embajadas en una que nos represente en naciones o regiones cuya relación mutua es solo protocolar.
Así lo hacen países con mayores recursos que el nuestro.
El Parlacen y Parlatino exponen desde su creación hermosos y atractivos objetivos.
Sin embargo somos testigos de una productividad muy limitada en materia de cooperación regional beneficiosas para todos sus países integrantes.
El covid19 y sus secuelas invitan que pasada la pandemia en su mayor magnitud, se construyan más lazos de cooperación entre estos países en diferentes proyectos regionales que nos beneficien a todo.
Doy ejemplo de Fábricas de vacunas, laboratorios diagnósticos de salud de alta calidad, como es el Instituto Gorgas que puede ser un referente fortalecido para y por países del área Centroamericana y el Caribe y otros proyectos de verdadera integración regional, como expresan algunos de sus objetivos que den respuestas y beneficios a estos pueblos.
Un reciente ejemplo de acción y cooperación diplomática conjunta ha sido la regulación de inmigrantes en países afectados, encabezada por Panamá.
Seamos más proactivos en estos entes.
Que no se perciba que son solo misiones o instituciones regionales donde solo rige la vida protocolar.
Finalmente como receptor ciudadano de los mensajes gubernamentales sobre todo en materia de salud preventiva y en especial sobre el covid19 creo no llegan a la comunidad y en ocasiones muy tardíos.
Entendemos que la secuenciación del virus ha de tomar su tiempo y si existen limitantes de insumos es más lenta.
La cepa delta a mi modesto juicio más allá de la comprobación científica de su existencia la tenemos hace quizás unos meses atrás, pues el perfil de los afectados varió y a pesar de más vacunas aplicadas y con menor efectividad a la delta, la famosa meseta se mantiene. Creo daba que pensar. Puedo estar equivocado.
Su comportamiento también en países más afectados y con más recursos en especial su cuadro clínico, que puede hacerse pasar como un simple resfriado, se advirtió algo tardíamente.
Queda la duda que pacientes que hayan creído tener un simple resfriado y estar vacunados se hayan podido constituir en propagadores del contagioso mutante.
El tiempo lo dirá.
Con respeto evalúen esa política de comunicación y en especial mas aclaraciones científicas con líderes de opinión que gozan de gran credibilidad en nuestro mundo científico, ante tantos bulos.
Recordar, el panameño común razona y piensa que, el que calla otorga. Esta siendo receptor de redes sociales en forma abrumadora.
Desconozco si estos artículos de opinión se leen y evalúan en las altas esferas del gobierno y otras instituciones, ya que aportan de buena fe consejos para los responsables máximos de las mismas.
Recuerdo en una ocasión en el pasado que los encargados de la comunicación gubernamental solo comentaban lo positivo de la gestión, para tener contento a sus jefes, y ser así cómplices de esta actitud.
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