Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Se sostiene desde hace mucho tiempo, no un error, sino una auténtica, peligrosa y majestuosa equivocación, cuando se trata del tema de la CSS.Hay una sustancial diferencia entre error y equivocación. La equivocación trae consecuencias. Equivocarse es efectuar una cosa por otra. Cometer error es no efectuar correctamente lo que se hace.
La Caja de Seguro Social es una entidad social cuyos accionistas o dueños son los asegurados, quienes pagan una cuota mensual y por Ley los empleadores también pagan un porcentaje, pero no se les descuenta de sus ganancias, sino que esa parte se la incorporan al costo de los bienes y servicios que venden, por lo cual es el pueblo el que termina de pagar esa cuota que transfiere el empleador. Sin embargo, los empleadores, como si fueran dueños, tienen paridad con los trabajadores organizados en la Junta Directiva y en muchos casos son los que toman las principales decisiones económicas y financieras de la institución que no les pertenece.
El Estado tampoco es el dueño, porque a parte de ser el principal empleador, muchas veces no transfiere las sumas descontadas a los servidores públicos oportunamente, muchos de los altos salarios públicos están divididos y la mayoría del ingreso se paga como gastos de representación para evadir la suma que debe descontarse para transferirlo a la CSS, lo cual es una conducta evasiva del mismo Estado, siendo un acto absolutamente inmoral e insostenible.
En el año 1980, visité a un alto funcionario de la CSS en el Edificio Bolívar, y se me ocurrió preguntar cuantos funcionarios existían en ese momento en la CSS, y se me dijo que existían 7,600 funcionarios incluyendo los de atención médica y administrativos. Desde entonces tanto el Órgano Ejecutivo como la Asamblea Nacional se han encargado de nombrar a casi 28 mil funcionarios para hacer un total hoy de 35,600 funcionarios, a todas luces para resolver el clientelismo de las figuras públicas que abusan de, los dueños de la CSS para satisfacer sus aquiescencias, como si ésta fuera una Entidad del Estado que manejan caprichosamente.
Se estima que en la CSS existe por lo menos unos 15 mil funcionarios que duplican funciones y que no tienen claridad de funciones específicas y de acuerdo a su salario.
Cuando en el 2005 se cambió la Ley de la Seguridad Social y se creo el Sistema individual de Ahorro, allí se asesinó a mansalva uno de los principios fundamentales de la seguridad social panameña, como lo es la solidaridad, y esto se hizo para complacer a los organismos internacionales que pretenden privatizar los servicios de Salud en todo el mundo y Panamá no es la excepción, solo que todo lo que han hecho ha sido a espaldas de los dueños. La Asamblea Nacional estima, equivocadamente que esa institución es parte de su entorno para resolver el nombramientos de sus amigos o parientes.
El Estado ha generado, como si fuera dueño, jubilaciones especiales, que la CSS tiene que cargar, pero el Estado no permite que las reservas de la CSS ganen interés más allá del 2% que le paga el Banco Nacional de Panamá, y muchas veces el gobierno de Panamá paga intereses cuantiosos por Bonos del Estado, o por préstamos a Bancos internacionales por más del 6% en vez de pagar esos intereses por el dinero de la CSS depositado en el BNP, en que hoy se tienen depósitos por más de ocho mil millones de balboas.
Los empresarios en la Junta Directiva no han permitido que la CSS pueda generar más ingresos para resolver los déficit actuariales, por vía de la Creación de un Banco del Asegurado y el Jubilado a efectos de quitarle de encima a los asegurados y jubilados préstamos agiotistas de los bancos privados y financieras en los que tienen que pagar intereses onerosos hasta del 24% de interés anual, y la CSS podría ofrecerlo a solo el 7% anual, lo que significa un incremento del ingreso real de los dueños del seguro. El monto de esa cartera podría estar cercano a los tres mil quinientos millones de balboas que significarían un ingreso anual adicional de 245 millones de balboas y si se llegaran a colocar los ocho mil millones de balboas, estaríamos hablando de un ingreso de 560 millones que ayudarían sustancialmente a aminorar el déficit actuarial. Si alguna empresa agiotista reclamara algo, hay que leerles el artículo 50 de nuestra Constitución Política, respecto a la prelación del interés general sobre el interés particular.
La CSS tiene una burocracia formidable, que se embolsa una buena parte de la planilla. Los Jefes, y una caterva de asesores que no tienen definidas funciones claras, no pueden seguir esquilmando a la CSS que no aguanta tanto atraco, chanchullo, compra de equipos que se pierden o no corresponden a la necesidad, se compran medicinas que luego expiran y hay que botar millones y hoy día la atención médica ha abandonado a los miles de enfermos de patologías crónicas, quienes ahora se han agravado porque desde hace más de quince meses se han dejado de atender y hoy son otra fuente de altas tasas de muerte porque solo se estaba atendiendo los enfermos de COVID, pero todos estaban cobrando como si brindaran todos los servicios externos completos.
La corrupción se ha ensañado por mucho tiempo en la Caja de Seguro Social. Hay que recuperar bienes que se regalaron, como Loma de la Pava y otros. En varias ocasiones a los empresarios que han retenido, cuotas obrero patronales y no las han transferido a la CSS, lejos de procesarlos, se les ha exonerado esa obligación generando una impunidad espantosa. Hay que llamar a los autores de semejantes actos de generosidad que hoy tienen en la agonía a la CSS.
Cuando uno se equivoca, lo correcto es corregir, pero no veo en el horizonte la actitud correcta que deduzca que queremos hacer las cosas bien. Ayer los trabajadores organizados del país, decidieron salirse del Diálogo por la CSS, en vista de que el Ejecutivo y la Dirección de la CSS, soslayan y denostan sostenidamente las propuestas que los trabajadores, es decir los dueños, han solicitado las respectivas correcciones para poder que dicho diálogo tenga un fin plausible y eficaz. Esta decisión deja en la orfandad al diálogo, a menos que el Gobierno modifique el rumbo de sus actos y se reoriente ese diálogo, que hasta ahora no ha resuelto nada.
Ojalá Dios Todopoderoso y Eterno, nos alumbre el sendero que debemos caminar para poder rescatar a una institución que es pieza fundamental en la paz social de los panameños.
¡Así de sencilla es la cosa!