El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
El contrato firmado por el gobierno y refrendado por la Contraloría, constituye una puñalada al país y los panameños. Hoy no les importa, pero y sus descendencias, tendrán que cargar con ese filisteismo mercader de su ascendencia. ¿Los diputados, jugaran a ese negocio burdo al mejor estilo de los romanos que despojaron a Cristo de su vestimenta y manto, para someterlo a los dados para ver quién se quedaba con su túnica? Soportaran los diputados que, en futuro, el pueblo los señale con el índice y la frase, ‘allí va un traidor’.
Artífices de la instauración de una nueva versión Zona del Canal. Diputados piensen en su descendencia. No hay dinero que compre la dignidad de un pueblo y un país. No hay maletinazo que lo justifique.
Destacados constitucionalistas, han señalado que, ese contrato es un saco de agujeros en el sentido que está lleno de vicios de inconstitucionalidades.
La posición que debe adoptar, sencillamente regresar ese contrato al ejecutivo, es decir, no aprobarlo. Panamá no está en baratillo.
Diputados les llegó la hora de ser o no ser.
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