El autor es Profesor y licenciado en geografía, historia y Sociólogo
La mayoría del pueblo panameño y los ciudadanos saben cómo llegó, José Raúl Mulino Quintero, al solio presidencial, llego de la mano y de la sombra de Ricardo Martinelli Berrocal, expresidente de la República, donde fue su ministro de seguridad, y recordado, entre otros hechos; por el escándalo de los radares fantasmas, la compra de las máquinas pinchadoras “desaparecidas”, las patrulleras que nunca sirvieron, la masacre en Bocas del Toro y por la renuncia irrevocable que luego revoco.
Chiricano de nacimiento, nadie le conoce su pasado agitándose como dirigente, ni de izquierda ni de derecha, abogado de profesión, no figura en l lista de los millonarios de Panamá, ni es de la oligarquía de alcurnia, de abolengo, de los rabiblancos, del Club Unión, a lo sumo “ rabinegro”, venido de ha menos, dirigió la APEDE entre 1989-90, siempre identificado con los intereses norteamericanos y de los más mezquinos intereses de la patria, los gusanos no son insectos per se, son otras creaturas que cuando son adultas, se transforman en otro seres, a veces diabólicos, de gusanos a tiranos, así quedó demostrado a su paso por la cruzada civilista y la realidad de hoy.
En 2018 compitió en las elecciones primarias de Cambio Democrático. Contra Rómulo Ruox, que a la postre lo derrotó, en 2024, cuando Ricardo Martinelli fue inhabilitado, para correr como candidato a la presidencia de la República, no fue electo por el partido, sino puesto de a dedo por Ricardo Martinelli, de allí la demanda de inconstitucionalidad de su candidatura, es obvio que un alto porcentaje de los votos que lo llevaron al poder fueron gracias a ser el delfin de Martinelli, como se dice popularmente, fue por carambola, así su elección, no tuvo ni piso ni techo político propio. abvenedizo
En las elecciones de mayo de 2024, corrieron para la presidencia de la República ocho candidatos, como en Panamá no hay segunda vuelta, teóricamente se puede llegar al solio presidencia, en el caso de 2024, con solamente el 13 por ciento de los votos válidos. Los ciudadanos panameños inscritos en el padrón electoral era de 3,004,083 votantes, emitieron el voto 2,332,864 votantes, de los cuales fueron válidos 2,275,179, se abstuvieron de votar el 22.3 por ciento, votó el 77.7 por ciento.
Mulino ganó las elecciones con un escuálido 34.5 por ciento de los votos válidos, si esa a esa realidad, 34.5 le restamos el 22.3 de los ciudadanos que no votaron, nos encontramos que el incendiarista, solo obtuvo el 12.2 por ciento de los ciudadanos panameños que votaron por él, por lo tanto, llegó con un piso escuálido y sin ningún techo político electoral, ni social.
La pregunta es, cómo un candidato a la presidencia a la República, en esas condiciones, sin ser dirigente de ningún partido político, sin un discurso incendiario, sin un caudal político ni económico, amenaza a los Magistrados del Tribunal Electoral, que si no lo dejan correr como candidato a la presidencia “prende el país por las cuatro esquinas”, con qué iba a prender el país: chantaje, extorción, soborno u otra invasión como la que promovió en 1989, o se trata de charlatanería y fanfarria, típica de mitómanos y de una persona con un ego trastornado.
El caso de Panamá es inédito, un presidente electo con solamente el 12.2 por ciento de los ciudadanos panameños, ese 34.5 por ciento, es estadístico y las estadísticas enmascaran la realidad, ese 23.3 por ciento de ciudadanos, de ninguna manera suma a ningún candidato, pero si les resta a todos,
Hoy, a confesión del hecho, relevo de pruebas; lo dejaron correr para que no prendiera el país, pero la medicina resultó peor que la enfermedad, nada más llegar a la presidencia de la República y prendió el país. La nefasta e impopular ley 462 de la CSS, en contra de los asegurados, el memorándum de entendimiento con los Estados Unidos, violatorios del Tratado de Neutralidad y de nuestra propia Constitución Política. La soberbia de querer reabrir la mina de cobre, violando un fallo de la Corte Suprema de Justicia. La represión al movimiento sindical y otros gremios sociales opuestos a su política neoliberal y entreguista.
Los responsables que el país este ardiendo no son los sindicatos, los gremios magisteriales, los indígenas, ni el pueblo en general, son los malos gobernantes que solo gobiernan para sus propios intereses económicos, políticos y sociales. Y como colofón, para demostrar que es un incendiarista nato, se va para Noruega a acompañar a Corina Machado, otra incendiarista, alumna de Donald Trump, a recibir el más cuestionado premio Novel de la Paz en los últimos años. El único piso y el único techo que tiene el desgobierno actual, es el uno de la violencia, el respaldo de la clase social dominante, de la oligarquía, del Tío Sam, encarnado de Donald Trump. “América para los norteamericanos”, esa es la misión y visión del incendiarista, lo demás en cuanto para pendejos.