Dina Boluarte, Expresidenta Del Perú. Tomó De Su Propia Medicina.

Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.

Los políticos, cuando están en el poder, se creen de verdad que son inamovibles ; sobre todo aquellos con poco manejo y formación política subestiman el poder y el papel determinante que juegan las contradicciones en el manejo del poder con las clases sociales.

Dina Boluarte, quien fuera la vicepresidenta del educador Pedro Castillo y con cierta inclinación de social demócrata de izquierda, dió un giro de 360 grado, al apoyar el golpe parlamentario propiciado por la derecha, la oligarquía y los mandos militares.

Se entregó a estos factores de poder y a los Estados Unidos.

Su reinado fue un desastre. Nunca pudo frenar el enorme malestar del pueblo, la curva ascendente del narcotráfico y de sus propios aliados que la llevaron al poder. Fue una presidenta rehén de un poder y mandato que nunca tuvo.

El congreso la destituye con el cargo de incompetencia y falta de moral en el ejercicio del poder.

Bajo su mandato, Perú nunca alcanzó la paz y menos equilibrio alguno. Lo que reinó fue una gobernabilidad fallida.

Esta vez, fue una convergencia de factores de poder de diversos signos ideológicos, que resolvieron poner fin a su mandato.

Los gobiernos subestiman el poder de las masas, que como un topo, trabajan para enervar un régimen como el de Dina Boluarte.

Estos gobiernos y políticos, subestiman el grado de soledad que tienen, muy lejos del pueblo, la población. En la historia política del poder político, este aislamiento del ser social, genera fisuras en el poder. Por los lados del poder, la lealtad es un cuento de coyuntura y cuando no se lo espera, salen relucir grietas enormes.

Resulta que no solo el pueblo radicalmente detractaba de esta presidenta, sino la propia derecha que la elevó al solio presidencial, al punto que ese grado de disfuncionalidad de la sociedad peruana, lo veía como un peligro.

Llevar a un país a un grado de disfuncionalidad también es un boomerang para la derecha y las élites del poder económico.

No quedó otra salida que la expulsión de la presidenta del Perú, de la presidencia.

Con la salida de Dina Boluarte, se inaugura tal vez, un compas de relativa democracia precaria, dada la naturaleza del pacto por los factores de poder que en el congreso estuvieron de acuerdo con la destitución de la presidenta.

El nuevo presidente, de derecha, cuestionado también ampliamente  en Perú, tendrá que lidiar con una realidad, que no necesariamente augura paz y estabilidad.

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