El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Victoriano Rodríguez Santos
Con el mismo título, el 5 de septiembre de 2008, en El Siglo, hacía referencia a otro de nuestros artículos publicado en El Panamá América el 27 de junio de 2002, titulado “El presupuesto del Estado”.Reafirmando nuestro compromiso de informar, orientar y educar, reiteraremos ideas de las cuales aún se mantienen en eso, ideas, independiente a la poca importancia de algunos gamonales que manejan la Cosa Pública y saben tanto de cómo funciona el gobierno que llegan a hacer trastadas. Una empresa o consorcio no es igual que un ministerio y mucho menos el Estado.
Obviamente, siempre asumíamos jerarcas patriotas, embarrados de humanismo, honestidad, transparencia, ética, carentes de tener, obtener o pensar en recibir beneficios personales por la gestión que realizan, etc., de verdaderos Estadistas.
Proponíamos: “…un sistema de presupuesto bianual que contenga ahorro para contingencias comprobadas, impidiera el nombramiento indiscriminado de personal con excesivos salarios – especialmente políticos -, suspendiera las subvenciones que se otorgan a partidos políticos y se cobrara efectivamente la tabla impositiva que corresponde a las empresas…”
“Iniciar el periodo fiscal el 1 de julio y finalizarlo el 30 de junio (del año siguiente). Ello permite que las obras del Estado se liciten en los meses de invierno y ejecuten en verano. Disminuyendo costos”. (No mencionamos sobreprecios ni coimas).
Sugeríamos “…el cambio del sistema de pago, en el gobierno, de cada quince días por uno bisemanal (cada 14 días), con cobros en dos grandes grupos, tomando siempre el mismo día de la semana. De esta forma cobraría el Gobierno central en la primera y tercera semana y las entidades descentralizadas en la segunda y cuarta semana, lo cual permitirá mayor movimiento de circulación de dinero, manteniendo 52 pagos anuales…”
“Expusimos que mientras miles de jóvenes deambulaban por las calles buscando empleo, ciertos funcionarios devengaban dos y tres salarios, los cuales algunas veces no justificaban. No fue vaticinio, fueron las luces largas.” Eso es lo que está sucediendo y parece a nadie importarle.
De hecho, quienes gobiernan, generalmente hacen lo que les viene en ganas, sin importarles la población, mucho menos la pobre (campesinos y aborígenes).
En aquel artículo citaba al Maestro Ruy Barbosa (1849-1923), cuando dejó expuesto que: “De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver triunfar las injusticias, de tanto ver agigantarse los poderes en manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra, a tener vergüenza de ser honesto”.
Hoy, producto de una interpretación errónea, para nuestra humilde opinión, de la Constitución Nacional sobre el derecho al trabajo, se permite a los jubilados continuar laborando, mientras la juventud está ávida, en busca de empleo, con el agravante, que muchos jubilados están enfermos y son improductivos. Es decir, derecho al trabajo para quienes ya tienen una pensión permanente contra quienes no tienen nada, pero muchas ganas de tener un empleo digno y quizás consolidar una familia. Soy El Hijo de Juana. Dios te salve Panamá.
Economista, educador, máster en Recursos Humanos.
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