
Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
Los panameños no podemos aceptar, menos permitir, que el embajador gringo en nuestro país, a diario se conduce interviniendo en asuntos que sólo competen a las autoridades del país. Todo lo anterior, con la anuencia y patrocinio del gobierno nacional.
Este señor recorre todo el territorio nacional comportándose como un gran benefactor, llevando supuestas soluciones a problemas que aquejan a poblaciones vulnerables. Donde llega, planta la bandera de los Estados Unidos.
Lo anterior da pena, sobre todo, cuando en no pocas ocasiones, funcionarios de alto nivel, hacen de segundones .
No hay instituciones que no estén en la mira y objetivos políticos de los intereses de E.U, que enarbola y desarrolla el señor Kevin Cabrera.
Se ha reunido con la presidenta de la Corte Suprema, el órgano ejecutivo y otras autoridades provinciales, llevando el mensaje del presidente Trump y su política de clara hegemonía y dominio en el país y en la región. En verdad se conduce como si la región y Panamá, constituyeran su traspatio. Así lo dicen altas personalidades de los Estados Unidos, como el secretario de defensa y el jefe del Comando Sur.
Todo permitido por las autoridades nacionales. El canciller, se hace la vista gorda y pareciera que no se da por enterado o sencillamente han llevado al gobierno, a operar dentro de los esquemas de dominio y control del gobierno de los Estados Unidos. Es decir, lo han articulado a esa visión unilateralista y monroísta que caracteriza a E.U, en su pretensión, que la región está bajo su paragua.
Es la narrativa hegemonista que, en el fondo, procura adueñarse de las grandes riquezas naturales de nuestros países. Lo anterior explica el por qué de su odio al gobierno de Nicolás Maduro.
A propósito, deja mucho que decir y criticar, que el señor Kevin Cabrera, desde el territorio nacional, haga campaña contra Venezuela y China.
La tapa del coco, lo último del embajador gringo, se fue a la asamblea nacional de diputados y sumó a varios de ellos, en una alianza parlamentaria contra la República Popular China. Una clara intervención en un tema que solo corresponde a Panamá. Lo más vergonzoso, que estos tipos se hayan prestado para tal exabrupto, de naturaleza antipatriótica. Entiendo que no fueron todos. Pero deja mal parado al parlamento como un sujeto que sirve de correa de trasmisión del odio que tienen los Estados Unidos contra China. Me pregunto si esos diputados conocen el tratado de la neutralidad permanente o sólo fue un acto de sumisión imperial .
Reiteramos, hay que frenar esos patrullajes del embajador, que rebasan sus deberes y funciones como diplomático.
Panamá, no es colonia ni protectorado de los Estados Unidos.
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El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.