El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político
En plena avenida de Louis Mont, debajo de un puente, yacía muerto Florentino Floriam. Había hecho de un rinconcito debajo del puente, su casa hecha de cartón. Lo encontraron muerto; a un lado de él, un papel cuyo contenido, se podía leer, «este es mi testamento ológrafo». Relataba con su puño y letra, su tragedia y desdicha.«fui un hombre de bien, educado y de mucha fortuna. Me enamoré locamente de una mujer, que me fue infiel y dió a luz un par de gemelo. En mi propia cara, me dijo, no son tuyos, son de tu primo Felipe. Me dolió en lo más hondo de mi corazón. Perdí todo interés por la vida.
Derroche en vicios toda mi fortuna. Bueno terminé como un harapo, viviendo debajo de este puente. Sobreviviendo a mala muerte”. «Mi última voluntad, que algún hijo de Dios, se compadezca y me entierre y recen por mí un padre nuestro». «En fin de cuenta, nunca dejé de ser cristiano y tampoco maldecí a nadie por la suerte de vida de perro en que terminé viviendo»
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